Andi Alfian Mallarangeng's political journey in Indonesia highlights the challenges of corruption and the impact of personal ambition on public trust.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Lo que los progresistas no quieren que sepas sobre el folklore americano

El folklore americano es un tesoro cultural que ha sido moldeado por generaciones de historias, mitos y leyendas. Desde los cuentos de Paul Bunyan hasta las leyendas de Johnny Appleseed, estas narrativas han sido contadas y recontadas en todo Estados Unidos, desde los Apalaches hasta el Lejano Oeste. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un esfuerzo concertado para reescribir o incluso borrar estas historias de nuestra memoria colectiva. ¿Por qué? Porque no encajan con la narrativa políticamente correcta que algunos quieren imponer.

Primero, hablemos de la diversidad en el folklore americano. Sí, es cierto que muchas de estas historias provienen de una época en la que la sociedad era diferente. Pero eso no significa que debamos descartarlas. Al contrario, deberíamos celebrarlas por lo que son: un reflejo de la historia y la cultura de un país en constante evolución. Intentar borrar o modificar estas historias es un intento de borrar nuestra historia, y eso es algo que no podemos permitir.

Segundo, el folklore americano es una herramienta educativa invaluable. A través de estas historias, las generaciones más jóvenes pueden aprender sobre los valores y las lecciones del pasado. Historias como las de Davy Crockett o Pecos Bill enseñan sobre el coraje, la perseverancia y el ingenio. Son lecciones que trascienden el tiempo y que son tan relevantes hoy como lo fueron hace cien años.

Tercero, el folklore es una forma de unir a las personas. En un mundo cada vez más dividido, estas historias pueden servir como un puente entre diferentes culturas y generaciones. Nos recuerdan que, a pesar de nuestras diferencias, compartimos una historia común. Y eso es algo que debería ser celebrado, no censurado.

Cuarto, el intento de reescribir el folklore americano es un síntoma de un problema mayor: la censura cultural. En lugar de aceptar y aprender de nuestro pasado, hay quienes prefieren borrar cualquier cosa que no se alinee con su visión del mundo. Esto no solo es peligroso, sino que también es una forma de control. Al controlar las historias que contamos, se controla la forma en que pensamos y vemos el mundo.

Quinto, el folklore americano es una fuente de orgullo nacional. Estas historias han sido contadas y celebradas durante generaciones, y forman parte de lo que nos hace únicos como nación. Intentar cambiar o eliminar estas historias es un intento de socavar ese orgullo y de debilitar nuestra identidad nacional.

Sexto, el folklore es una forma de resistencia. A lo largo de la historia, las historias han sido utilizadas como una forma de resistencia contra la opresión y la injusticia. Al contar y compartir estas historias, estamos resistiendo el intento de borrar nuestra historia y nuestra cultura.

Séptimo, el folklore americano es una forma de preservar nuestra herencia cultural. En un mundo cada vez más globalizado, es importante recordar de dónde venimos y qué nos hace únicos. Estas historias son una parte esencial de esa herencia, y debemos hacer todo lo posible para preservarlas.

Octavo, el folklore es una forma de entretenimiento. En un mundo lleno de distracciones digitales, estas historias ofrecen una forma de entretenimiento que es a la vez educativa y divertida. Son una forma de escapar de la realidad y de sumergirse en un mundo de imaginación y aventura.

Noveno, el folklore americano es una forma de conectar con la naturaleza. Muchas de estas historias están ambientadas en el vasto y diverso paisaje de Estados Unidos, y nos recuerdan la belleza y la majestuosidad de nuestro país. Nos enseñan a respetar y apreciar la naturaleza, algo que es más importante que nunca en el mundo actual.

Décimo, el folklore es una forma de mantener vivas nuestras tradiciones. En un mundo en constante cambio, estas historias nos recuerdan quiénes somos y de dónde venimos. Son una forma de mantener vivas nuestras tradiciones y de pasarlas a las generaciones futuras.

El folklore americano es un tesoro que debemos proteger y celebrar. No permitamos que nadie nos diga lo contrario.