¿Quién dice que las científicas no pueden tener un impacto fuerte y agitador? Janet Hemingway, una mujer que ha recorrido el mundo con la cabeza bien alta, es precisamente eso. Hemingway, nacida en los años 50 en una Inglaterra de innegables valores tradicionales, es conocida por su trabajo en parasitología, específicamente en el campo de las enfermedades transmitidas por vectores, como la malaria. Esta científica comenzó su carrera en una época y un lugar donde realmente se valoraba la ética del trabajo duro y la meritocracia, a diferencia de la cultura del 'todo se vale' a la que muchos han sucumbido hoy.
¿Qué es lo que hace que Janet Hemingway sea un nombre que todos deberían conocer, aunque muchos prefieren ignorar por completo? Bueno, su trabajo ha estado al frente de la batalla contra la malaria, abordando problemas de resistencia a insecticidas. Ella dirigió el Instituto de Salud Global en la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool donde desplegó su talento y dedicación para algo que realmente importa, a diferencia de algunas 'causas' actuales que no merecen ser mencionadas aquí. Bajo su liderazgo, el instituto se convirtió en un referente mundial, ni más ni menos.
Hemingway entendió lo que realmente importaba: salvar vidas y mejorar la salud pública en áreas olvidadas por la mayoría. Su enfoque en la malaria demuestra una clara devoción por temas que afectan, sino a minorías marginadas de países desarrollados, a millones de personas en los Trópicos, la verdadera mayoría que necesita ayuda tangible y efectiva. Pero no busquen este tipo de info en ciertas corrientes mediáticas que prefieren llamar la atención de manera fácil.
¿Por qué solo se conoce a Hemingway en selectos círculos científicos? Pues simplemente porque sus logros no encajan con el perfil idealista de 'cambio social' que venden otros premios y entes. En 2012, se convirtió en directora de la Iniciativa contra la Malaria del Reino Unido, demostrando una vez más que se necesitaba acción y no palabras empalagosas para manejar esta crisis.
¿Y cuándo comenzó todo esto? La pasión de Hemingway por la ciencia surgió desde su juventud y no fue fruto de influencia externa de bandeja. Su tenacidad la llevó a conseguir un doctorado en Parasitología por la Universidad de Londres en 1977. En una serie de previa experiencia investigativa contrastada con intervencionismo real, Janet Hemingway escaló posiciones en un mundo donde cada éxito era medido por sus resultados y ningún otro tipo de cuota.
La gente como Hemingway es la que de verdad avanza en las ciencias, trabajando con rigurosidad y sin dejarse distraer por la politiquería barata. Tenía unos ideales claros: mejorar el mundo a través de la ciencia pura y dura, y tal vez por eso no se le ve colgada en posters de heroína moderna.
El porqué consideramos a Hemingway una figura relevante no es solo por su impresionante currículum, sino porque representa una vieja escuela que muchos nos gustaría recuperar. Una que no se marcha por vericuetos filosóficos, sino que se mantiene en lo tangible, claro y necesario. Quien diga que Janet Hemingway es un recuerdo de épocas pasadas claramente no comprende que necesitaríamos más figuras como ella para resolver problemas reales.
Cerrando esta oda a la determinación individual, que nada tiene de blandura, queda claro que Janet Hemingway no busca ser un ícono aspiracional vendido al mejor postor. Sigue su camino con la frente en alto, aportando al auténtico bienestar humano. Recuérdenlo la próxima vez que vean una campaña vacía que grita cambio pero solo vende humo.