Si creías que el mundo de la ciencia estaba exento de peleas y disputas como las de las estrellas de Hollywood, piénsalo de nuevo. El telón del drama científico cae sobre dos enormes figuras: Albert Einstein y David Hilbert, una dupla germánica que resonó en los inicios del siglo XX. La cuestión es, ¿quién fue realmente el primero en formular la Teoría de la Relatividad General? Un enigma de la ciencia que combina intrigas, egos y grandes descubrimientos. Corría el año 1915 en la cuna del pensamiento científico, Alemania. Einstein, un físico teórico con un cabello tan rebelde como sus ideas, trabajaba en Berlín. Mientras tanto, en Göttingen, Hilbert, un matemático prolífico con la habilidad de resolver problemas aparentemente imposibles, también ajustaba cuentas en la teoría de la relatividad con rigurosidad matemática. Ambos hombres querían dejar su huella en las leyes físicas del universo. Einstein había deslumbrado al mundo en 1905 con su teoría especial de la relatividad, pero la relatividad general era la gran obra maestra que buscaba completar. Sin embargo, la complejidad matemática necesitaba una mente clara, y ahí es donde Hilbert entró en escena. Los años entre 1913 y 1915 los mostraron corriendo codo a codo por el gran premio: resolver las ecuaciones que describen la gravedad a luz de la relatividad. ¿Qué evento encendió la chispa de esta disputa? El 20 de noviembre de 1915, Hilbert presentó las ecuaciones finales de la relatividad general a la Sociedad de Ciencias de Göttingen. Apenas cuatro días después, Einstein lo hizo en Berlín. Más tarde, el 25 de noviembre, presentó una versión más completa y se presentó como el héroe oficial de la teoría. Aquí es donde las cosas se ponen turbias. Las cartas intercambiadas entre ellos fueron educadas pero tensas. Ambos conocieron las implicaciones de sus trabajos y no se tomó de forma ligera que sus caminos se cruzaran en tan monumental descubrimiento. Pero las preguntas persistieron: ¿robaron ideas? ¿Simple coincidencia? ¿O una carrera legítima? Los registros históricos no iluminan lo suficiente. Hilbert nunca reclamó abiertamente primacía, al contrario, se mostró respetuoso con el trabajo de Einstein. Una correspondencia general divulgaría detalles mucho tiempo después sobre cómo Hilbert había encontrado algunos resultados cruciales antes que Einstein, pero por alguna razón, no insistió en su autoría. Las ecuaciones de Einstein fueron publicadas oficialmente primero, y el resto es historia. La controversia sobre quién llegó primero está marcada por un detalle desconcertante: el borrador original de Hilbert contenía errores. Cuando finalmente publicó las ecuaciones correctas, el mérito había sido otorgado a Einstein. No se puede ignorar que Hilbert había puesto a disposición una versión antes que Einstein, pero sin la corrección final que hacía falta. La diplomacia y la cortesía científica del tiempo jugaron un papel. En cada generación, la verdad se mezcla con narrativas y nostalgias. Las historias cuentan en menor detalle el drama y se centran en la magia del descubrimiento. La relatividad general revolucionó cómo entendemos el cosmos, debilitando las teorías clásicas de Newton y permitiendo una nueva era de física. Fue el ancla de descubrimientos posteriores: agujeros negros, ondas gravitacionales y el Big Bang. Einstein pudo haber sido la cara del descubrimiento, pero la mente turbulenta de Hilbert jugó un papel instrumental. Los liberales podrían querer que nos centremos únicamente en la imagen romántica de un Einstein que gesticulaba con euforia hacia la simple elegancia de las ecuaciones escritas en pizarras empolvadas. Pero la realidad, como siempre, es mucho más complicada. La historia de la relatividad nos enseña más que simples ecuaciones y observaciones. Nos muestra una verdad contundente sobre el espíritu humano: el saber, a menudo, no es el éxito de una sola mente sino del choque productivo entre ellas. De las disputas nacen ideas vigorosas, pujantes y transformadoras. Así es como el conocimiento avanza, dando un paso atrás para saltar dos al frente, una y otra vez. Cuando apasionadamente nos encontramos disputando prioritarias, ya sea en ciencia o en cualquier campo, somos testigos del motor del avance. En este caso, Einstein ganó la cabeza, pero Hilbert nos recuerda que a veces, el corazón científico late con fuerte urgencia.
Einstein vs. Hilbert: El Verdadero Drama de la Relatividad

Si pensabas que los dramas eran exclusivos de Hollywood, piénsalo de nuevo. En el mundo de la ciencia, Albert Einstein y David Hilbert protagonizaron una rivalidad que definió los cimientos de la relatividad general.

Vince Vanguard