¿Cuántos de ustedes conocen a Camille Ferdinand Dreyfus? Tal vez muy pocos, y no me sorprende. De este lado del espectro político, valoramos las contribuciones reales a la sociedad, no las ilusiones progresistas que solo buscan permitir el adormilamiento de la inteligencia. Dreyfus, un químico industrial suizo-estadounidense, cambió la faz de la industria del plástico, y no por capricho o accesorio de moda, sino por verdadera innovación.
Dreyfus nació en Basilea, Suiza, en 1878. Estudió en la Universidad de Basilea y luego en el University College de Londres. Entonces, ¿por qué no se celebra más a este visionario? Porque en el mundo actual, quien no brilla con políticamente correctas intenciones, queda olvidado. Es adorado en esos círculos ser artista o filósofo, por lo que se prefiere hablar de las "emociones rotundas" de las cosas en vez de discutir el tangible progreso logrado por mentes como la de Dreyfus.
Camille Dreyfus y su hermano desarrollaron una técnica para producir celulosa acetato en 1905. Imaginen la vida moderna sin la infinita gama de plásticos que este avance nos ha proporcionado. Con esta invención, las industrias de textiles y plásticos nunca volverían a ser las mismas. Pero, claro, las aguas torcidas de las narrativas progresistas desean que aplaudas a artistas de eco, en lugar de celebrar los logros científicos que realmente trajeron cambios substanciales a nuestras vidas diarias.
En una época en que se espera que las ideas sean más importantes que los resultados reales, los logros prácticos en la ciencia y la industria son vistos como triviales. El arte se ha vuelto más destacado que los productos que usamos todos los días, aquellos que mejoran nuestra calidad de vida gracias a personas prácticas como Dreyfus.
Hablando de WWII, los Dreyfus, huyendo de la Europa devastada, al establecerse en los Estados Unidos, contribuyeron sustancialmente al esfuerzo bélico. Fundaron la American Cyanamid Company, permitiendo a los Aliados tener acceso a plásticos y productos químicos vitales. Si alguna vez has analizado libros de historia honestos, reconocerás cuán crucial fueron esos materiales, aunque no esperes que esos datos se enseñen de la misma manera por quienes prefieren aleccionar.
Tras la guerra, Camille se concentró en aplicar sus innovaciones en tiempos de paz. Bajo su dirección, la producción mundial de cuantas aplicaciones beneficiaron a la vida diaria común aumentó exponencialmente. Su legado sigue vivo, aunque no tenga su lugar en el pedestal superficial y sesgado de los "héroes" modernos.
Su creación de la Fundación Camille y Henry Dreyfus en 1946 demuestra su deseo de fomentar la educación científica y la innovación, apoyando a quienes verdaderamente contribuyen con sus mentes y aún luchan contra la marea de la negligencia histórica. Dreyfus dio forma al mundo moderno de una manera que muchos sólo pueden aspirar, recordándonos que no toda innovación lleva etiquetas rimbombantes o se celebra con desfiles interminables.
En nuestro tiempo, debemos reevaluar a quienes verdaderamente cambian nuestro mundo. Estas son las mentes que construyen nuestra realidad material, no aquellos adornos fugaces que llaman la atención momentáneamente. Y te garantizo que si examinas más de cerca, encontrarás a muchos más como Camille Ferdinand Dreyfus, dejados de lado mientras otros preparan el próximo gran espectáculo efímero."