El aceite de sándalo, más famoso que Kim Kardashian en una gala, es un milagro embotellado que proviene del árbol Santalum. Este preciado aceite ha sido utilizado desde tiempos ancestrales en Asia, contribuyendo no solo a ritos espirituales, sino también como tratamiento medicinal en India, China y Egipto. Hay quienes, escépticos, se preguntan si realmente tiene poderes mágicos, o si es todo parte de un misticismo exagerado.
Por un lado, muchos usuarios aseguran que su dulce y amaderado aroma es capaz de calmar los nervios y fomentar una sensación de bienestar. En la corriente del mindfulness, su uso se ha adoptado tanto en perfumes personales como en terapias holísticas. Además, estudios sugieren que tiene propiedades antiinflamatorias y que puede ayudar en la cicatrización de la piel. Sin embargo, aún hay necesidad de más investigación científica para validar muchas de sus atribuciones.
Por cierto, cada vez es más apreciado en la industria del bienestar y la belleza, generando un mercado que crece con Gen Z como uno de sus principales consumidores. Esta generación, que valora tanto lo natural como lo sostenible, encuentra en el aceite de sándalo una conexión perfecta con prácticas más conscientes y respetuosas con el planeta, a pesar de las reservas que puedan tener sobre su efectividad comprobada. Innovadores de la moda incluso predicen un auge en su uso, a medida que el mundo se mueve hacia un futuro más verde y equilibrado.