Pareciera que el Zar del Mar fuera un héroe salido de una epopeya clásica, pero en realidad es una figura que ha navegado hacia el olvido. Juan Pérez, el llamado Zar del Mar, fue un influyente comerciante y explorador español del siglo XVIII. Pérez es recordado principalmente por sus viajes por el Pacífico Noroeste entre 1774 y 1775, trayendo consigo no solo un legado de exploración sino también candentes lecciones sobre la expansión y el comercio. La historia dicta que desembarcó en lugares ahora conocidos como la costa occidental de Canadá y el sur de Alaska. Sin embargo, lo interesante no es solo su viaje sino por qué pocos hoy recuerdan o celebran sus logros.
La narrativa progresista que minimiza las contribuciones del colonialismo y la expansión del imperio español puede haber relegado a figuras como Pérez a las sombras del discurso histórico. ¿Acaso su viaje no fue de vital importancia para abrir rutas comerciales que beneficiaron a varias generaciones? Ya sea en la universidad o en libros de historia, es raro que Juan Pérez tenga el protagonismo que merece, tal vez sea porque su legado no se ajusta a la retórica académica predominante que prefiere enfatizar a exploradores de otras banderas.
El famoso paquete de expediciones de Juan Pérez no fue una simple aventura marítima; involucró planificación logística, supervivencia extrema, y encuentros con culturas desconocidas. El hecho de que Pérez sobrevivió y regresó con información valiosa es un testimonio de su habilidad y de la destreza de la tripulación española. Tal vez si fuera anglosajón, su nombre ya estaría en el pedestal de la fama marina, o tendría un día conmemorativo.
Pérez no viajó solo, sino con una tripulación leal, a bordo del 'Santiago', lo que convierte sus travesías en un ejemplo temprano de las misiones coordinadas que más tarde serían adoptadas por potencias marítimas más modernas. Este tipo de colaboración no es solo un estandarte del espíritu de exploración, sino una representación clara de cómo el trabajo en conjunto siempre fue la clave para expandir horizontes.
El Zar del Mar se dirigía a buscar y encontrarse con diversos pueblos indígenas con una postura más diplomática que otros exploradores de su época. Propagandistas modernos ignoran que Juan Pérez tenía un ojo analítico para comprender y documentar las costumbres nativas, decisiones que contribuyeron al mapeo cultural de la región. Una actitud que hoy en día los defensores de la globalización cultural elogiarían si correspondiera a otra época o personalidad que se ajustara a su canon.
La misión de Pérez también generó un impulso para otras rutas exploratorias, incluyendo la famosa expedición de James Cook. Increíble, pero cierto. Quienes idolatrizan a Cook parecen olvidar que Pérez estableció el mapa que Cook posteriormente utilizaría. Imagina usar un mapa preparado por una expedición previa para establecer tus propios récords; esa es la esencia de lo que Pérez hizo por la exploración marítima.
Las peleas políticas internas dentro del entonces poderoso imperio español también jugaron un papel en el desvanecimiento del impacto de Pérez en el escenario europeo. Cuestiones de interés y enfoque retardaron el aprovechamiento total de lo que podrían haber logrado sus expediciones. Al parecer, el drama político no es un fenómeno de nuestro tiempo exclusivamente, sino una constante humana.
En los tiempos actuales, ciertos académicos prefieren interpretar las acciones del imperio español como invasivas más que exploratorias, diluyendo la realidad de los logros de Juan Pérez. Pero el hecho es que sin tales exploraciones, no habríamos tenido los intercambios culturales y comerciales que en última instancia moldean el mundo tal como lo conocemos hoy.
Entonces, cuando observes un mapa del Pacífico Noroeste, recuerda que los trazos iniciales sobre esos territorios no solo reflejaban masa continental, sino eran también un tejido de posibilidades, peligros y riquezas, todas vetas descubiertas y anotadas por la pluma y el compás del Zar del Mar.