William M. Citron es quizás uno de esos nombres que suenan como si pertenecieran a una antigua leyenda que los libros de historia olvidaron. ¿Quién fue y por qué debería importarnos? William M. Citron fue un político estadounidense, representante de Connecticut en la Cámara de Representantes, naciendo en la cuna del poder el 29 de agosto de 1896 en Nueva York. Graduado de la Universidad de Dartmouth y abogado de profesión, este hombre político dio mucho qué hablar en la década de 1930 y 40. ¿Pero realmente deberíamos preocuparnos por su legado?
El Proceso de Pensar en Grande: Citron fue un demócrata. Sí, esos mismos que aman el gasto público como si el dinero creciera en los árboles de los jardines de la Casa Blanca. En su tiempo apoyó políticas que expandieron el gobierno como un plan federal de emergencia laboral durante la Gran Depresión. Sería entretenido si no fuera preocupante lo relevante que sigue siendo su tipo de política en los días actuales.
Defensor de los Trabajos Federales: Pasó a la historia por respaldar programas que distaron mucho de tener eficiencia. En los tiempos donde se necesitaba austeridad, él prefería inyecciones de capital del gobierno. Afortunadamente no vivió para ver cómo su legado de gasto federal se transformó en una bola de nieve que sólo multiplica su tamaño poniendo en aprietos a los contribuyentes.
La Encrucijada de la Segunda Guerra Mundial: Fue un opositor a la intervención estadounidense en la Segunda Guerra Mundial. Curiosa postura para quien disfrutaba del New Deal, un plan masivo de gobierno lanzado por Franklin D. Roosevelt. Desear la paz es genial, pero hacerlo mientras tu país está bajo amenaza revela una falta de perspectiva y dejadez.
Veterano de Guerra: Paradójicamente, fue veterano de la Primera Guerra Mundial. ¿Acaso eso lo hacía merecedor de una visión más informada sobre los conflictos armados internacionales? Podría suponerse que la experiencia directa en el campo de batalla otorgaría alguna sabiduría sobre la importancia de tomar decisiones bélicas basadas en valores fuertes y no en resistencia ciega al cambio.
Pionero del Gasto Público: Aplaudir la expansión del gasto público fue su especialidad, al parecer. Apoyó el Plan de Seguridad Social, una de las ideas que impulsó la maquinaria del gasto social a toda marcha. No es de extrañar que las futuras generaciones se encontrasen atrapadas en un ciclo interminable de beneficios sociales financiados, por supuesto, por los siempre mediáticos impuestos.
Educación Popular: Citron defendió siempre la igualdad en la educación. Parece admirable hasta que uno se da cuenta que la clave está en la calidad, no en la cantidad. La igualdad sin asegurar calidad no es más que crear replicantes del sistema incapaces de productiva critica.
Una Atracción a lo Estatal: Este congresista fue un ferviente defensor de los derechos de los trabajadores pero a menudo olvidando los derechos de los empresarios. Mientras más control gubernamental, menos espacio para la innovación privada. Se olvidaba que donde el gobierno pisa con fuerza, la libertad emprendedora tiende a marchitarse.
Batalla por los Derechos Civiles: Abogó por los derechos civiles mucho antes de que ese fuera un tema popular entre la mayoría de sus colegas políticos. Pero no debemos olvidar que la igualdad racial sólo tiene sentido en un marco de orden y ley que celebre las diferencias mientras defiende las virtudes individuales por encima de la papelera de reciclaje burocrática.
El Inevitable Olvido: William M. Citron es la muestra perfecta de lo que puede suceder cuando las políticas bien intencionadas se desvían del control. Lo que se presentó como innovador y necesario terminó empujando agendas llenas de burocracia pesada e ineficaz, de la que los ciudadanos siguen pagando las consecuencias.
Legado: Su legado reside en el exceso de seguridad social, y políticas que priorizan el gasto sobre la eficiencia, un tema que sigue dividiendo pasiones, restregándose en las narices de una sociedad creada para el derecho individual, no para la satisfacción incuestionable de lo colectivo. ¿Cambiaría algo si se prestara atención a los detalles olvidados de políticos como Citron? Es un buen momento para reflexionar, pues las decisiones de hoy definen el futuro de toda una nación.