Wendy Savage es una mujer que no sigue el 'manual de buenas prácticas' de los progresistas, algo que la hace destacarse en el siglo XXI. Nacida en 1935 en Inglaterra, Savage es una ginecóloga y obstetra reconocida por su valor al desafiar las normas médicas convencionales y siempre ha sido una ferviente defensora de los derechos de las mujeres en el ámbito de la salud. Desde el inicio de su carrera, Wendy Savage ha sido un ejemplo de perseverancia y resiliencia, características que parecen estar en peligro de extinción por la influencia del pensamiento débil de nuestros días. Wendy Savage, con su enfoque nada convencional, ha sido una espina para aquellos que prefieren un pensamiento uniforme y sometido.
El primer asalto en su carrera llegaría en 1985, cuando fue escandalosamente suspendida de su cargo en el London Hospital Medical College. Se le acusó de presunta incompetencia, pero la verdad era que su enfoque poco convencional y su abierta crítica al sistema médico no gustaban a la vieja guardia. En su momento, Wendy fue la primera mujer en Inglaterra que enfrentó tal controversia profesional, y no fue por su capacidad médica, sino por desafiar las reglas del patriarcado médico. Pero a pesar de ser suspendida, Savage demostró que, con determinación y apoyo, se puede superar cualquier obstáculo. Y como si fuera un cuento con moraleja, fue reinstaurada después de ganar el apoyo del personal y del público, mostrando así que el coraje y la integridad sí tienen recompensa.
Desde entonces, Savage ha seguido defendiendo el papel de las mujeres en la medicina. Su libro autobiográfico, 'A Savage Enquiry', no solo es un relato personal, sino que también ofrece un análisis crítico de cómo se administra la atención médica a las mujeres. Pero no debemos dejar que el título nos confunda, no se trata de una retirada o arrepentimiento, sino de una declaración de principios.
Además, sigue interesada en temas de derechos humanos y feminismo, aunque su enfoque no siempre ha sido del agrado de todos. Para algunos, Wendy es una kamikaze médica, que no teme enfrentarse a las vacas sagradas del sistema sanitario. Sus críticos sostienen que ella confunde controversias médicas justas con causas personales, pero tal crítica parece ser más un intento de silenciar a alguien que insiste en decir la cruda realidad.
A lo largo del tiempo, Wendy Savage ha tenido sus propias opiniones sobre el aborto y los derechos reproductivos, un tema espinoso incluso en el argumentario liberal. Si bien defiende el derecho al aborto, también sostiene que el foco no deberían ser solo las opciones médicas, sino las razones por las que las mujeres están en esa posición en primer lugar. Tal vez no lo diga directamente, pero entre líneas hay un sorpresivo pero bienvenido llamado a la responsabilidad personal y social en vez del victimismo. Y en un giro que pocos esperaban, Savage también hace hincapié en la importancia de la atención médica preventiva, algo que incluso los críticos más ácidos deberían considerar.
Wendy también ha abordado el tema candente del parto natural. Su firme postura a favor de la autonomía de las mujeres en el parto ha provocado ira y críticas de aquellos que defienden una mayor intervención médica. Sin embargo, si se está dispuesto a mirar más allá de la habitual retórica crítica, se puede ver que Savage simplemente defiende un enfoque equilibrado entre la seguridad médica y el deseo de las mujeres de tener control sobre sus propios cuerpos.
Por otro lado, para los que aman definirse como el "pensamiento progresista", Savage puede parecer una figura anacrónica destinada a ser una nota a pie de página en la historia de la medicina. Sin embargo, ella sigue siendo una de las pocas voces que trata de equilibrar los derechos personales con la responsabilidad personal en un campo valenciano de tensiones médicas y éticas.
Quizás el mayor legado de Wendy Savage es que nos recuerda, quizás a su pesar, que romper las reglas a veces significa escribir las propias, especialmente en un mundo que se siente demasiado cómodo con la complacencia. Así que la próxima vez que se hable de derechos y autonomía, quizá sería justo agradecer a personas como Wendy Savage, no solo por lo que hicieron, sino por lo que representan en un mundo que a menudo olvida lo esencial por seguir modas e ideologías pasajeras.