¡La Locura de la Izquierda: La Guerra Contra el Sentido Común!

¡La Locura de la Izquierda: La Guerra Contra el Sentido Común!

Este artículo critica las políticas progresistas de la izquierda en Estados Unidos, destacando su impacto negativo en seguridad, educación, economía y libertad de expresión.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

¡La Locura de la Izquierda: La Guerra Contra el Sentido Común!

En un mundo donde la lógica parece haber sido secuestrada, la izquierda ha decidido que es hora de librar una guerra contra el sentido común. Desde las aulas de las universidades hasta las oficinas del gobierno, el ataque es implacable y está en todas partes. ¿Cuándo comenzó esta locura? Algunos dirían que ha estado gestándose durante décadas, pero en los últimos años ha alcanzado un punto álgido. ¿Dónde está ocurriendo? En cada rincón de Occidente, desde las grandes ciudades hasta los pueblos más pequeños. ¿Por qué? Porque para ellos, el sentido común es un obstáculo para su agenda radical.

Primero, hablemos de la educación. Las universidades, que alguna vez fueron bastiones del pensamiento crítico, se han convertido en fábricas de ideología. Los estudiantes ya no son alentados a cuestionar, sino a conformarse. Se les enseña que la historia debe ser reescrita para adaptarse a las sensibilidades modernas. ¿Qué pasó con aprender de los errores del pasado? Parece que ahora es más importante borrar cualquier cosa que pueda ofender a alguien.

Luego está la obsesión con el lenguaje. La izquierda ha decidido que ciertas palabras son demasiado peligrosas para ser pronunciadas. Han creado un diccionario de términos políticamente correctos que cambia más rápido que el clima. Si no te mantienes al día, corres el riesgo de ser etiquetado como intolerante. ¿Desde cuándo las palabras tienen tanto poder? Es un intento descarado de controlar la forma en que pensamos y nos expresamos.

La cultura de la cancelación es otro ejemplo de esta guerra contra el sentido común. Si alguien dice algo que no se alinea con la narrativa dominante, es inmediatamente atacado y silenciado. No importa si lo que dijo es cierto o no. Lo único que importa es que ofendió a alguien. ¿Qué pasó con la libertad de expresión? Parece que ahora solo es válida si estás de acuerdo con la multitud.

La política de identidad es quizás el arma más poderosa en este arsenal. La izquierda ha dividido a la sociedad en grupos cada vez más pequeños, cada uno con su propia lista de agravios. En lugar de unirnos, nos están separando. ¿Por qué? Porque es más fácil controlar a una población dividida. Nos han convencido de que nuestras diferencias son más importantes que nuestras similitudes.

El cambio climático es otro campo de batalla. La izquierda ha convertido este tema en una religión, donde cualquier desacuerdo es visto como herejía. No importa que las predicciones apocalípticas de hace décadas no se hayan cumplido. Lo importante es mantener el miedo y la culpa. ¿Por qué? Porque es una herramienta eficaz para justificar políticas que de otro modo serían impopulares.

La economía tampoco se salva. La izquierda promueve políticas que castigan el éxito y recompensan la mediocridad. Quieren redistribuir la riqueza, pero no entienden que eso solo lleva a la pobreza generalizada. ¿Por qué trabajar duro si el fruto de tu esfuerzo será arrebatado para ser dado a alguien que no ha hecho nada para merecerlo?

La seguridad es otro tema donde el sentido común ha sido abandonado. La izquierda aboga por fronteras abiertas y políticas que ponen en riesgo a los ciudadanos. ¿Por qué? Porque creen que todos tienen derecho a entrar, sin importar las consecuencias. La seguridad de los ciudadanos es secundaria a su agenda de inclusión.

Finalmente, está la cuestión de la moralidad. La izquierda ha decidido que no hay verdades absolutas, solo opiniones. Todo es relativo, y lo que es correcto para uno puede no serlo para otro. ¿Qué pasó con los valores que nos unían como sociedad? Han sido reemplazados por una moralidad flexible que cambia según la conveniencia.

En resumen, la guerra contra el sentido común es real y está en marcha. La izquierda ha decidido que es hora de reescribir las reglas y crear un mundo donde la lógica y la razón ya no tienen cabida. Es hora de despertar y defender lo que es evidente para todos, antes de que sea demasiado tarde.