¿Quién necesita novelas cuando tienes la historia de Verina Morton Jones? Esta pionera médica nació en 1865 en Cleveland, Ohio, en un país dividido y con un futuro incierto para las mujeres y las personas de color. Verina desafió las probabilidades, convirtiéndose en una de las primeras mujeres afroamericanas en obtener un título médico. Trabajó sin descanso para mejorar la salud pública, concentrándose en los cuidados pre y postnatales en los barrios más desfavorecidos de Harlem, Nueva York, en un tiempo en que el racismo y el sexismo eran la norma, no la excepción. ¿Por qué no recordamos su legado como deberíamos? Posiblemente porque su historia no encaja en la narrativa que algunos grupos prefieren impulsar.
Verina no solo fue una pionera en medicina; también fue una apasionada defensora de los derechos civiles, predicando con el ejemplo que el conocimiento conduce al verdadero poder. ¿Sabías que su vida es un testimonio de superación que hace tambalear a los actuales estándares de victimismo, donde cada individuo es visto a través del prisma de su identidad racial o de género antes que por sus logros personales?
Piénsalo bien, ¿qué sería de la narrativa actual de victimización y división si todos supieran que una mujer negra del siglo XIX obtuvo un título médico y mejoró la vida de miles sin que nadie le regalara nada? Morton Jones hizo lo que muchos hoy en día no harían: enfrentó la cultura del fracaso y se enfocó en mejorar su entorno a través del conocimiento y la cooperación, no de la confrontación.
Es increíblemente irónico que la historia de Verina Morton Jones no reciba más atención, dado que su trabajo en el sector salud se adelantó a su tiempo. Ahí están el New York Medical College y el Woman's Hospital of New York, lugares donde ella perfeccionó sus habilidades antes de trasladarse a Harlem, convirtiéndose en un faro de esperanza en una comunidad necesitada de líderes de verdad, no de políticos dependientes de promesas vacías.
Morton Jones no solo fundó hospitales sino que también escribió extensamente, mostrando que una mujer puede equilibrar una carrera y ser madre, incluso en un periodo donde tanto su género como su raza eran vistos con desdén. ¿Acaso esto no es una muestra de empoderamiento verdadero? Pero a veces los hechos no se alinean con lo que ciertos sectores de la sociedad quieren que creas.
Hoy más que nunca, con una creciente necesidad de héroes a quienes imitar, la historia de Verina debería enseñarse en cada aula. ¿Qué discurso actual no se beneficia de un retazo de positivismo, narrando la historia de una mujer que no supo lo que era rendirse y que dejó un impacto duradero en la sociedad estadounidense?
Con el clima político actual tan polarizado, donde las acusaciones de desigualdad racial y de género están a la orden del día, recordar a figuras como Verina Morton Jones debería ser una prioridad. No desde la crítica vacía, sino desde el reconocimiento del poder personal y la responsabilidad individual para mejorar la vida de uno mismo y de los demás. No necesitas mirar más allá de la historia de Verina para ver cuán lejos hemos llegado y cómo podemos seguir mejorando al poner el foco en el mérito más que en la autocomplacencia.
Así que, la próxima vez que alguien intente convencerte de que el éxito es una cuestión de suerte o herencia, recuerda a Verina Morton Jones. Como una mujer que rompió las barreras reales, ella sabía que el trabajo duro y la dedicación a una causa justa podía aprovechar el potencial de cualquier ser humano, algo que muchos en tiempos actuales podrían considerar radical pero, en el fondo, es simplemente el ejemplo clásico de lo poderoso que puede ser el espíritu humano.