USS Loy: El Barco que los Progres no Quieren que Conozcas

USS Loy: El Barco que los Progres no Quieren que Conozcas

Descubre la impresionante historia del USS Loy, el destructor de escolta que dejó su marca en la Segunda Guerra Mundial y que pocos quieren recordar.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

¡Atentos! Vamos a hablar de un héroe patriótico flotante, el USS Loy, cuya historia merece ser conocida. La USS Loy (DE-160) es una unidad de escolta que sirvió honrosamente durante la Segunda Guerra Mundial, siendo parte fundamental en las batallas navales legendarias en un momento en que Estado Unidos necesitaba marinos con valor. Nombrado en honor a William Loy, un maquinista naval que perdió su vida en Pearl Harbor, el Loy fue botado en el Astillero de Norfolk, Virginia, el 7 de noviembre de 1943. Esto ocurrió justo cuando el mundo estaba en llamas y las tropas estadounidenses pedían más refuerzos para enfrentarse a las crecientes amenazas nazis y japonesas.

La historia de la USS Loy es fascinante. Este destructor tenía la misión de proteger convoyes en el Atlántico y escoltar embarcaciones durante ofensivas en el Pacífico. Abolir el peligro de los submarinos enemigos, garantizar la seguridad de importantes suministros durante el conflicto, y sí, demostrar al mundo el poderío marítimo de Estados Unidos. El Loy contribuyó en grandes operaciones, luchando en el Océano Atlántico y jugando un rol en la ofensiva definitiva contra Japón. Soldados de esa generación dirían que la lealtad y el coraje con el que el Loy navegaba, eran un símbolo de la era. Por eso, bien puede irritar a ciertos personajes que prefieren hablar de temas frágiles, en lugar de nuestra historia de valentía y resistencia.

El barco fue parte de la preparación para el Día D, escoltando convoyes cruciales y asegurando una vía segura para las tropas aliadas en Europa. Mientras algunos se ocupan demasiado en reescribir la historia, el USS Loy nos recuerda que, a pesar de las adversidades, hubo equipos de marinos que arriesgaron todo por proteger su hogar. Y, oye, ¿no es mucho mejor recordar nuestras victorias pasadas que lamentarse por las cosas que todavía no hacen clic en la agenda progresista?

El Loy fue retirado en 1946, después de un arduo servicio. Fue una de las varias naves de la clase Cannon, diseñadas para ser rápidas, versátiles, y letales en la lucha contra los submarinos —artefactos marinos que podrían haber cambiado el curso de la guerra si no hubieran sido contenidos. Protegiendo rutas vitales para el transporte de materiales y vidas humanas, dejó una marca imborrable. Es imposible no admirar la audacia de toda una tripulación dedicada a no permitir que el enemigo ganara territorio marítimo.

Los libros de historia tienden a omitir detalles de la importancia estratégica de los buques de escolta como el Loy. Tal vez porque celebramos más las banderas en las ciudades que los sumergibles que nunca llegaron a su objetivo. Pero para aquellos que realmente conocen la importancia de aquellos tiempos y las decisiones que se debieron tomar en nombre de una libertad verdadera, la historia del Loy cuenta más de lo que cifras o estadísticas nos podrían detallar.

Ahora, uno puede preguntarse por qué la historia de tales buques no es comúnmente discutida. ¿Será que la valentía y el deber no están en boga para aquellos que dirigen narrativas modernas? Lo cierto es que la USS Loy se mantuvo firme en su misión. Salvaguardar vidas humanas y enfrentar a aquellos que pretendían robar al mundo su paz. La lección aquí es simple: a veces, en océanos de historias remplazadas por trivialidades, encontramos cénit de patriotismo como el de este barco que merece aplausos y reconocimiento.

Veneramos la memoria del Loy y sus marinos sabiendo que hay otros que preferirían vernos olvidarlo. En una época en la que muchos parecen querer encogerse ante el legado del país, el USS Loy representa un recordatorio de que hubo momentos en los que la verdad y el deber importaban realmente. La historia sigue navegando, más allá de lo que quieren que creamos.