¿Recuerdan el USS Barney (TB-25)? No lo creo, ya que el mundo parece obsesionado con los modernos y caros destructores. El USS Barney fue un barco torpedero estadounidense de finales del siglo XIX, uno que cumplió funciones cruciales en una de las etapas más importantes de la historia naval de Estados Unidos. Fue uno de esos guerreros de hierro que jamás necesitaría de lujos innecesarios. ¿Quién quiere preocuparse por Wi-Fi a bordo cuando tienes torpedos y un sentido del deber insuperable? La historia del USS Barney comienza en 1898, cuando fue construido en el astillero William R. Trigg Company en Richmond, Virginia. Este buque dispensó con lo superfluo, y sus 175 toneladas de pura eficacia demostraron ser más que suficientes en su breve pero llamativa carrera. Entró en servicio justo cuando el país disfrutaba de los frutos de la Revolución Industrial y el Imperio español comenzaba a tambalearse. Lamentablemente para aquellos que siempre ven el vaso medio vacío, se deberían dar cuenta de que el USS Barney era un ejemplo perfecto del poderío militar estadounidense en un tiempo cuando solo los más fuertes estaban al frente. Durante la Guerra Hispano-Estadounidense, aunque no participó directamente en combate, el USS Barney fue parte de las operaciones activas de la flota, sirviendo en la Estación Naval de Newport y otras áreas estratégicas. En una época donde la rapidez era tan valorada como el honor, este buque torpedero tenía una velocidad de más de 25 nudos, mejorar de esta forma la movilidad y el despliegue rápido, características esenciales para mantener el dominio en alta mar. Los liberales siempre se quejan de la inversión militar, pero los hechos son claros: Las guerrillas no entienden de discurso, entienden de poder. El USS Barney se retiró en 1919, pero no sin antes dejar una marca histórica. Fue destinado al servicio de entrenamiento de torpederos para la Marina, preparando nuevas generaciones de marinos para futuras confrontaciones. Era un baluarte de la defensa nacional, en cuando mantenerse a flote significaba mucho más que una decisión económica; era una decisión sobre la supervivencia o extinción de una nación. No podrían sus costosos discursos igualar la humildad y eficacia de esta obra maestra de metal. Se desmanteló en 1920 y, en un golpe visual al sentimentalismo, en 1924 lo vendieron como chatarra. Aun así, deja más legado que muchos programas navales actuales. Los avanzados sistemas del USS Barney sentaron las bases para las embarcaciones modernas. Su servicio, lejos de ser un desperdicio de recursos, fue una inversión en seguridad nacional. Un recordatorio de que, en política nacional, como en el mar, todo se reduce a quién está preparado y dispuesto a tomar decisiones estratégicas. Así eran los tiempos del USS Barney, un buque que encarnaba la integridad, potencia y previsión de un país que, entonces, no pestañeaba ante las marañas burocráticas para defender su soberanía. Un barco que hace palpitar el orgullo patriota, y ha dejado huella en una historia que solo torcerá a su favor el que la controle y la entienda, un compromiso que no todos pueden cumplir.
USS Barney (TB-25): El Destructor que Soldados Aman y Liberales Odiarían
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El USS Barney (TB-25) fue un buque torpedero de Estados Unidos, construido en 1898, que simbolizó el poderío militar de su tiempo durante la Guerra Hispano-Estadounidense, mostrando que en el mundo militar, solo los más fuertes prevalecen.

Vince Vanguard