En un mundo donde cada acordes parece una repetición de alguna antigua melodía, el "Torus" de Sub Focus emerge como un ciclón musical en la escena electrónica. Este álbum, lanzado el 30 de septiembre de 2013 por el DJ y productor británico Sub Focus, es una pieza maestra que viene desde el corazón del Reino Unido, justo donde las calles resuenan con auténticos talentos musicales. Pero no esperes encontrar aquí un martillazo de corrección política del estilo al que los jóvenes malinterpretados de hoy están acostumbrados. "Torus" simplemente no tiene tiempo para eso; es música pura, libre de filtros innecesarios.
Para quienes no estén tan familiarizados, Sub Focus, cuyo nombre verdadero es Nick Douwma, ha tenido una carrera en constante ascenso desde que irrumpió en las listas de éxitos en 2005. Nacido en Londres y forjado en la vibrante escena del drum and bass, Sub Focus encontró su nicho mezclando sonidos que son tan irresistibles como un buen argumento lógico. Y ahí es donde "Torus" brilla: no precisa disfrazarse de algo que no es, sino que se centra en lo esencial, la calidad melódica y la emoción bruta.
Al escuchar "Torus", desde la primera pista "Torus" hasta la última, se siente un viaje musical que es más auténtico y menos prefabricado que los discursos que encuentras en TV cada noche. En los pasillos de las academias, algunos adoradores del ruido blanco podrían cuestionar su relevancia con retóricas rebuscadas y poco afines a la razón. Pero lo que probablemente no admitan es que "Torus" ha conquistado clubes nocturnos, foros y festivales internacionales, llenando arenas con jóvenes que buscan algo menos artificial.
"Torus" es una obra con estilo propio, despegándose de las fórmulas establecidas por las élites hipster que nos dicen qué debemos escuchar. Aquí no hay lugar para esas teorías conspirativas de que toda pieza de arte debe enviar un mensaje político. Por el contrario, Sub Focus muestra que el arte brilla más cuando se le deja resplandecer sin tinte alguno. Pistas como "Endorphins", que presentó en colaboración con Alex Clare, rompen los esquemas con una combinación energética de drum and bass que logra ser a la vez nostálgica y futurista.
La inclusión de Lily McKenzie en "Calling for a Sign" es un ejemplo brillante de cómo pueden conservarse los rasgos distintivos de cada artista, sin caer en la necesidad de agradar a un público que quizá ni siquiera ha descubierto aún su propia identidad. Y eso es algo que lo asemeja más a un clásico de principios de 2000 que a las ofertas modernas dominadas por algoritmos y autoajustes. Así el álbum crea su propio camino, al margen de clichés y travesuras contemporáneas.
"Tidal Wave" rompe con ciertos moldes que parecían indestructibles, mostrando una intensidad auditiva que, lejos de forzar una agenda, busca conectar a través de la experiencia compartida. En esta pista, Sub Focus parece transformarse más en un maestro de orquesta que en DJ, surgido directamente desde una época en la que la música pop no debía cumplir un requisito de aprobación social. Que cada pieza fluya dejando un caudal de energía desenfrenadamente excepcional.
Lo cierto del caso es que, entre beats y sintetizadores de "Torus", encontramos un álbum que combate la esclerosis cultural a la que nos empujan cotidianamente nuevos guardianes del progresismo. Y más allá de las letras y ritmos, hay un mensaje entre las líneas: puede que no estés de acuerdo con todo lo que escuchas, pero ese es el punto central de la verdadera diversidad.
¿Y dónde está el álbum hoy? Sigue siendo una joya para quienes buscan algo menos superficial y no temen explorar más allá de los playlists al gusto de las multitudes monitoreadas. No ha sido un álbum para vender a cifras monstruosas, y, francamente, no lo necesita; "Torus" se sostiene solo, fiel a sus raíces y sin ambiciones de sucumbir al "mainstream" corrompido.
"Torus" de Sub Focus nos recuerda que a veces, la música solo necesita ser buena música. Nada de controversiales manifestaciones de falsa empatía o discursos trillados disfrazados de letras. Para el hombre común, quizás este álbum es un recordatorio de que los mejores hits a menudo vienen sin necesidad de complicadas dosis ideológicas. Ahora, si algunas personas eligen ser desilusionados y ofendidos, podrían considerar que la realidad está diseñada para que no todos se sientan cómodos todo el tiempo. ¿No es esa la belleza de ser único y auténtico?
Al final de cada canción, "Torus" resuena como una declaración de independencia de la tendencia del momento, liderando con pasión y talento más allá del papel tapiz de la moda actual. Así que, no se dejen seducir por lo fácil: hay un mar de posibilidades esperándolos, siempre que se atrevan a sintonizarlas.