La Temporada de Fútbol Americano de la Conferencia Big 12 de 2020: Un Desastre Progresista
¡Ah, la temporada de fútbol americano de la Conferencia Big 12 de 2020! Un espectáculo que se llevó a cabo en medio de una pandemia global, con equipos como Oklahoma y Texas luchando por la supremacía en el campo. Desde septiembre hasta diciembre, en los estadios de Texas, Oklahoma, Kansas y otros estados del centro-sur de Estados Unidos, los equipos se enfrentaron en una temporada que fue cualquier cosa menos normal. ¿Por qué? Porque las decisiones progresistas y las políticas de miedo intentaron arruinar el deporte que todos amamos.
Primero, hablemos de las restricciones ridículas. Los estadios, que normalmente estarían llenos de fanáticos apasionados, se vieron obligados a operar a capacidad reducida. ¿Por qué? Porque los burócratas decidieron que el distanciamiento social era más importante que el espíritu competitivo. Los jugadores, entrenadores y personal fueron sometidos a pruebas constantes, como si fueran parte de un experimento científico. Todo esto mientras los políticos que impusieron estas reglas probablemente disfrutaban de sus eventos privados sin restricciones.
Luego está el tema de los juegos cancelados. La temporada de 2020 fue un caos de partidos pospuestos y cancelados. ¿Por qué? Porque un par de pruebas positivas de COVID-19 eran suficientes para cerrar todo un equipo. Esto no solo afectó a los jugadores, sino también a los fanáticos que esperaban con ansias ver a sus equipos en acción. Pero claro, la seguridad es lo primero, incluso si eso significa destruir la moral de los jugadores y la economía local que depende de estos eventos.
Y no olvidemos el impacto en los jugadores. Estos jóvenes atletas, que han trabajado toda su vida para llegar a este nivel, se vieron obligados a adaptarse a una temporada llena de incertidumbre. Las restricciones de viaje, las cuarentenas y las pruebas constantes añadieron un nivel de estrés innecesario. Pero, ¿a quién le importa el bienestar mental de los jugadores cuando hay una narrativa de miedo que mantener?
Por supuesto, los medios de comunicación no ayudaron. En lugar de centrarse en el talento y la dedicación de los jugadores, se obsesionaron con el número de casos de COVID-19 y las medidas de seguridad. Cada juego se convirtió en un debate sobre si debería haberse jugado o no, en lugar de una celebración del deporte. Pero eso es lo que pasa cuando dejas que el miedo dicte la agenda.
A pesar de todo, la temporada de la Conferencia Big 12 de 2020 siguió adelante. Los equipos jugaron, los campeones fueron coronados y los fanáticos, aunque en menor número, apoyaron a sus equipos con fervor. Pero la sombra de las políticas progresistas y el miedo constante dejaron una marca indeleble en lo que debería haber sido una temporada memorable por las razones correctas.
En resumen, la temporada de fútbol americano de la Conferencia Big 12 de 2020 fue un ejemplo perfecto de cómo las decisiones basadas en el miedo y la política pueden arruinar incluso las tradiciones más queridas. Mientras los equipos luchaban en el campo, fuera de él, las restricciones y las cancelaciones se convirtieron en el verdadero enemigo. Y aunque los jugadores y los fanáticos hicieron lo mejor que pudieron, no se puede negar que la temporada fue un recordatorio de lo que sucede cuando se permite que el miedo y la política interfieran con el deporte.