Apuesto a que no sabías que "Grey's Anatomy" se iba a convertir en la bandera del drama médico por excelencia. En la Temporada 5, que emitió sus episodios entre 2008 y 2009, los guionistas nos arrastraron a un torbellino emocional en el siempre agitado Seattle Grace Hospital. Está protagonizada por Ellen Pompeo como la compleja Meredith Grey, pero esta temporada en particular juega con la lentitud y la ineficiencia dramática de una manera tan descaradamente absurda que hasta podría rivalizar con la burocracia gubernamental. El hospital ficticio en Seattle, Washington, se convierte en el epicentro de decisiones médicas cuestionables y romance al más puro estilo telenovela.
Vamos al grano: los personajes no solo salvan vidas, sino que malabarean sus caóticas relaciones personales, como si fueran una metáfora viva de la política moderna. Ahí está Derek Shepherd, el cirujano de ensueño de todos, merodeando entre la baraja de triángulos amorosos como si estuviera ajustando su brújula moral en un casino de Las Vegas. Un buen conservador sabría que las emociones no son excusa para el desorden, y que el hospital debería ser un lugar de orden y estabilidad, no el set de otro drama más.
Primero, no podemos ignorar la continua relación entre Meredith y Derek, que a estas alturas tiene tantas idas y venidas que una simple OPA sentiría envidia. La temporada comienza con Derek comprometido con descubrir si realmente puede mantener una relación amorosa sin poner en riesgo su carrera quirúrgica. Ergo, el resto de los mortales del mundo médico se pierde en lo que debería ser su única meta: salvar vidas sin las distracciones románticas de Hollywood.
En segundo lugar, tenemos el trágico arco de Izzie Stevens. Katherine Heigl interpreta la parte de esta residente que, entre su batalla contra un tumor cerebral y sus alucinaciones continuas de su difunto prometido, se convierte en el melodrama personificado. La guinda del pastel es su relación impulsiva con el conflictivo Alex Karev. A pesar de sus dificultades médicas, no se ve que haya una colaboración explícita por parte de los políticos ficticios del hospital para asegurar la efectividad y estabilidad del equipo.
Y si no fuera suficiente, el drama de George O'Malley y la incertidumbre sobre su futuro profesional en el hospital va dando vueltas de tuerca a cada episodio. La apariencia de su rendimiento se pone en duda y todos se preguntan si vale la pena cuando los recursos son tan escasos como la coherencia política en cualquier parlamento mundial.
A lo largo de la temporada, el grupo se enfrenta también a la llegada de la siempre competitiva Arizona Robbins. Este es un personaje que se incrusta de manera incómoda en el equipo, más como un sutil recordatorio de cómo la meritocracia es importante en un entorno donde el éxito no debería venir condicionado por simpatías personales ni relaciones internas.
No se puede pasar por alto el ambiente turbio y las decisiones que Bailey debe enfrentar mientras maniobra para mantener a flote el programa de residencia. Este ángulo de la trama destaca, en cierta forma, el permanente desgaste de rehusar aceptar 'ayuda externa', viendo las ironías en una narrativa tan cargada que a pesar del liberalismo implícito en la producción, refleja cómo la autoindulgencia y el egoísmo retrógrado terminan trabajando en contra de su propia causa.
Temporada 5 realmente va de intensificar las apuestas en "Grey's Anatomy". Si tomáramos cada trenza de estos dramas interpersonales, probablemente formaríamos una cuerda que podría columpiar a un hospital entero. Sin embargo, en ese tira y afloja, queremos creer que se están haciendo mejores médicos, aunque cada argumento parece más una lección de civismo de alto riesgo.
El colmo de los colmos llega con esos episodios culminantes donde el nuevo jefe, el Dr. Owen Hunt, cuyas técnicas experimentales alienan al equipo. Este es el claro contraste entre experiencia práctica y fantasía académica, reflejando nada menos que el eterno dilema entre tradición y modernidad que hipnotiza (y a veces hipnotiza sin razón), a tantos. Situaciones de riesgo que parecen extraídas de lo que un mundo ideal de libertad y autonomía debería preservar, aunque en el fondo sabemos que más normativa, más reglamentación solo suele dar lugar a más problemas.
Así que la próxima vez que mires un episodio de "Grey's Anatomy", recuerda que detrás de cada bisturí hay un recordatorio sutil de cómo los dramas personales no deberían interferir en el oficio serio de salvar vidas. Puede que rinda popularidad y premios, pero cualquiera sabe que, al menos en el mundo real, siempre se debería dar prioridad a lo que importa: trabajo duro, honestidad y llevar a cabo el deber con honor. Justamente la Temporada 5 nos invita a cuestionar si las lecciones aprendidas por nuestros personajes preferidos tienen correlación en un mundo donde ser médico debería significar algo más que simplemente seguir el guion."