¡El Desastre de D.C. Cab: Una Película que Nunca Debería Haber Existido!

¡El Desastre de D.C. Cab: Una Película que Nunca Debería Haber Existido!

Una crítica mordaz a 'D.C. Cab', una película de los 80 que fracasa en todos los aspectos cinematográficos, desde el guion hasta la dirección y actuaciones.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

¡El Desastre de D.C. Cab: Una Película que Nunca Debería Haber Existido!

En 1983, en la capital de Estados Unidos, Washington D.C., se estrenó una película que dejó a muchos rascándose la cabeza: "D.C. Cab". Dirigida por Joel Schumacher, este intento de comedia se centró en un grupo de taxistas excéntricos que intentan salvar su compañía de taxis de la ruina. Con un elenco que incluía a Mr. T y Gary Busey, uno pensaría que la película tendría al menos un poco de chispa. Pero, ¡oh, qué equivocados estaban! La película fue un desastre total, y no solo por su trama incoherente, sino porque representó todo lo que estaba mal en el cine de los 80.

Primero, hablemos del guion. "D.C. Cab" es un ejemplo perfecto de cómo no escribir una comedia. La trama es tan delgada como el papel de arroz y los chistes son tan malos que hacen que las comedias románticas de Hallmark parezcan obras maestras de la comedia. La película intenta ser una sátira social, pero termina siendo una colección de escenas sin sentido que no llevan a ninguna parte. Es como si los guionistas hubieran tirado un montón de ideas al aire y hubieran filmado lo que cayó al suelo.

El elenco, aunque prometedor, no logra salvar la película. Mr. T, conocido por su papel en "The A-Team", parece estar ahí solo para gritar y mostrar sus músculos. Gary Busey, por otro lado, parece estar en una película completamente diferente, con su actuación exagerada y sus diálogos absurdos. El resto del elenco es igualmente olvidable, con personajes que son más caricaturas que personas reales. Es como si hubieran reunido a un grupo de actores y les hubieran dicho: "¡Hagan lo que quieran!", sin ninguna dirección clara.

La dirección de Joel Schumacher es otro punto débil. Aunque más tarde dirigiría películas exitosas, en "D.C. Cab" parece estar perdido. La película carece de ritmo y cohesión, y las escenas se suceden sin ton ni son. Es como si Schumacher hubiera decidido que la lógica y la narrativa eran opcionales. La película se siente como un collage de escenas aleatorias pegadas juntas sin ningún propósito.

La música, compuesta por Giorgio Moroder, es otro desastre. Aunque Moroder es conocido por su trabajo en bandas sonoras icónicas, en "D.C. Cab" su música es tan olvidable como la película misma. Las canciones no logran elevar las escenas y, en su lugar, se sienten como un ruido de fondo molesto. Es como si la música estuviera ahí solo para llenar el silencio incómodo entre los diálogos.

Finalmente, el impacto cultural de "D.C. Cab" es prácticamente inexistente. A diferencia de otras películas de los 80 que se han convertido en clásicos de culto, "D.C. Cab" ha sido relegada al olvido, y con razón. No ofrece nada nuevo ni interesante, y su intento de comedia se queda corto en todos los aspectos. Es una película que no merece ser recordada, excepto como un ejemplo de lo que no se debe hacer en el cine.

En resumen, "D.C. Cab" es una película que nunca debería haber existido. Es un desastre en todos los sentidos, desde su guion hasta su dirección y actuaciones. Es una lección de lo que sucede cuando se intenta hacer una película sin una visión clara ni talento. Si alguna vez te encuentras con esta película, hazte un favor y pasa de largo. Hay muchas otras formas de pasar tu tiempo que no implican ver este desastre cinematográfico.