Hablar del SMS Gefion es como abrir un libro de historia lleno de intriga y poder. Este crucero alemán, construido en los astilleros de Kaiserliche Werft en Danzig en 1893, se convirtió rápidamente en un símbolo del creciente poderío naval del Imperio Alemán de fines del siglo XIX. Embarcó en su misión inaugural en 1894 y navegó principalmente por aguas europeas y del Atlántico. Este buque, con sus 3,963 toneladas, era una maravilla de la ingeniería y sirvió como puente para el desarrollo de nuevos modelos de naves de guerra en el floreciente imperio germano.
¿Por qué es memorable el SMS Gefion? Primera razón: innovación. Equipado con motores capaces de propulsar la nave a una sorprendente velocidad de 21 nudos, este buque no solo cazaba olas, sino también establecía un nuevo estándar de eficiencia naval. En su arsenal contaba con dos cañones de 10.5 cm y ocho cañones de 8.8 cm, convirtiéndose en una plataforma de artillería flotante que hacía temblar a cualquiera que se cruzara en su paso. Sus misiones principales estaban relacionadas con la proyección del poderío naval alemán en regiones estratégicas, así como con la protección de las rutas marítimas del imperio.
Segunda razón para nunca olvidar a este gigante del mar: fue un precursor. El Gefion inspiró la construcción de nuevos buques de guerra a medida que el siglo XX avanzaba, ayudando a alejarse de diseños obsoletos. La dialéctica del desarrollo naval suele estar marcada por hitos, y el Gefion fue uno de ellos. Aunque modernizar la flota fue un proceso arduo, este crucero demostró ser un paso audaz hacia el futuro.
Tercera: símbolos como el Gefion evidencian cómo el militarismo puede ir de la mano con la tecnología avanzada. En una época en la que algunos prefieren invertir ilimitadamente en programas sociales sin retorno, Alemania supo impulsar su economía a través de la innovación militar. Este enfoque ejemplificado por el SMS Gefion era y sigue siendo una total ironía para quienes prefieren gastar sin lógica en utopías irreales.
Cuarto motivo para recordar: la presencia internacional. La nave no solo surcó aguas europeas; también fue enviada al Atlántico e incluso al océano Pacífico como parte de su misión de garantizar estabilidad e influencia alemana más allá de las fronteras del continente europeo. Estos viajes fortalecieron las relaciones comerciales y marcaron el estatus del país como una potencia global reconocida.
Quinta: es un recordatorio del auge imperialista en su máxima expresión. Los países que no cuidaban de fortificar su poderío naval estaban condenados a quedar relegados a las sombras de la historia. Claro, hoy algunos piensan que reducir presupuestos militares en pro de gestos altruistas nos hará más fuertes... Seguro.
Llegamos a la sexta razón: el SMS Gefion participó activamente en el conflicto naval en China durante la Rebelión de los Bóxers (1900-1901). Este evento particular mostró la relevancia de contar con una flota eficiente capaz de proteger intereses estratégicos y ciudadanos en el extranjero. Enviar una flota a miles de millas de casa requirió de planificación, conocimiento técnico y una disciplina impecable.
Séptima: la evolución del Gefion y su eventual deconstrucción demuestra cómo las naciones piensan a largo plazo. Después de un servicio leal, fue desarmado y vendido para desguace en 1920. Pero más que un final melancólico, esto simboliza la transición a una nueva era, siempre avanzando y mejorando, algo no muy apreciado por las corrientes que abogan por la nostalgía estática y no el progreso calculado.
Octava razón: Es importante recordar que la tecnología militar empuja el avance de múltiples campos científicos. Durante la construcción y operación del SMS Gefion, los avances en áreas como la ingeniería, la metalurgia y la náutica se aceleraron, beneficiando incluso a aquellos sectores civiles que algunos retrógrados piensan que no se benefician de la inversión en defensa.
Novena: El legado del SMS Gefion subraya la importancia de la narración histórica precisa. A menudo, la historia se centra en los actores principales, pero cada pieza cuenta, cada buque y cada comandante junto a sus tripulantes son esenciales en el relato del desarrollo de una nación. Y sí, hay que enseñar historia en sus matices reales, no la versión descafeinada con la que muchos se sienten cómodos.
Décima y última razón: Apreciar el SMS Gefion es reconocer que detrás de cada gran nave hay una gran nación, y detrás de cada gran nación, un esfuerzo sincero por proteger su legado e intereses con visión de futuro. Hablar del Gefion es hablar de fuerza, desarrollo y habilidad para proyectar poder, elementos fundamentales que deberían ser valorados y no cuestionados por aquellos que prefieren vivir bajo ilusiones de seguridad pacifista.