En el mundo del hockey sobre hielo, donde las oportunidades de destacar son tan duras como un golpe al cuerpo, Simon Després se destacó no solo como un jugador sólido, sino como una figura que supo incitar al respeto y el temor en partes iguales. Su presencia en el hielo era una combinación de fuerza bruta y una mente astutamente táctica, la cual admiramos, y verdaderamente podríamos aprender de ella en arenas más amplias.
Després, nacido un 27 de julio de 1991 en Laval, Quebec, irrumpió en la escena de la NHL cuando fue seleccionado por los Pittsburgh Penguins como el 30º overall en el Draft de 2009. Desde entonces, se convirtió en un bastión defensivo, destacándose no solo por su habilidad para bloquear tiros, sino también por un espíritu indomable que no retrocedía frente a un desafío. Y si vamos a ser sinceros, ese es el tipo de actitud que hace falta cuando se trata de decisiones difíciles en el ámbito político. No más rodeos, no más desaires burocráticos, simplemente lo que se tiene que hacer.
Ahora, sé que a algunas personas no les va a gustar que compare el mundo deportivo con la política, pero piensen en el control y el dominio que Després mostraba frente a los delanteros más duros del juego. No hay tiempo para titubeos, ni lugar para las inseguridades de aquellos que desean complacer a todos. Es una lección contundente de que el liderazgo efectivo requiere fortaleza y, muchas veces, el deseo de hacer las cosas de manera diferente, romper con los ciclos de aprobación y enfocarse en lo que realmente importa.
No podemos hablar de Després sin recordar su transición a los Anaheim Ducks en 2015, donde continuó demostrando por qué era temido y respetado. Aquí es donde su naturaleza defensiva se tornó aún más dinámica. El hombre era como un muro, haciendo que quienes se cruzaban con él pensaran dos veces antes de enfrentarlo. En política, imaginen qué tan diferente serían las cosas si más personas abordaran las negociaciones y discusiones con el mismo vigor. Menos acuerdos tibios, más decisiones basadas en la protección y en el mejor interés de todos, y no solo de un grupo en particular.
Sin embargo, la carrera de Després no estuvo sin altibajos. En 2016, sufrió conmociones cerebrales que afectaron su tiempo en el hielo, planteando serios retos para su futuro en la NHL. Muchos jugadores habrían considerado colgar los patines, pero él, con su indomable espíritu, se embarcó en un regreso, no dispuesto a ser derrotado por las adversidades. En esta etapa de su vida, algunas voces de sensibilidad liberal podrían haber sugerido que se retirara, que cediera al temor, pero el testimonio de Després nos muestra el poder del esfuerzo y la persistencia frente a los obstáculos.
A su vuelta al hielo, la actitud proactiva de Després reafirma una verdad simple tan ignorada por muchos: la tenacidad casi siempre paga. Incluso cuando el destino parecía adverso, encontrando algunos intentos en las ligas menores y extranjeras, permaneció intrépido. Porque en una era donde se valora demasiado la comodidad de lo políticamente correcto, él escogió desafiar las probabilidades y seguir luchando, una y otra vez.
Hoy en día, muchos podrían decir que su historia es sólo una nota al pie en el grandioso libro de la NHL, pero para quienes valoramos el coraje y la perseverancia, Simon Després es un ejemplo de cómo encarar con valor la adversidad, y más importante aún, ganar.
Entonces, pensemos en qué se podría lograr si adoptáramos más de su determinación en nuestros roles. Tener líderes con la disposición de tomar decisiones intrépidas, con el objetivo de mejorar nuestra sociedad, a pesar de que esas decisiones sean impopulares para algunos. Sería emblemático del mismo espíritu que ha caracterizado a Després en cada juego: nunca retroceder.
En una arena política donde los tonos suaves y el compromiso absoluto a menudo nublan el juicio, un pensamiento profundamente conservador basado en los métodos de Després podría ser justo lo que necesitamos. ¿Y quién sabe? Quizás aprender una o dos cosas sobre liderazgo de alguien ciertamente fuera del ámbito político es lo que necesitamos para ganar algunas batallas más. Aprender del juego del hockey para manejar la complejidad del liderazgo y los retos de hoy solo requiere un simple acto de observación y valor.
Para gente como él, cualquier desafío, ya sea en el hielo o en la vida, es solo otro juego para ganar.