La música no deja de sorprender. "Siempre" es una canción de la banda de rock estadounidense Saliva que, desde su lanzamiento en 2002, ha dejado una huella imborrable en la escena musical. Compuesta por Josey Scott, Chris D'Abaldo y Bob Marlette, e incluida en el álbum "Back into Your System", esta pieza captura la esencia turbia y potente del nu metal de principios de los 2000. ¿Adónde más ocurriría esto? En Estados Unidos, el bastión de la cultura contemporánea donde se entrelazan historias de resistencia, desafío y expresión, un lugar que al contrario de las corrientes progresistas, sigue gritando sus verdades ruidosas con guitarras distorsionadas.
Saliva, formada en Memphis, Tennessee, es una banda que canaliza la energía cruda del rock con una arrogancia que no ha sido suavizada en absoluto por la presión social de encajar en estereotipos más suaves. Su cantante principal, Josey Scott, junto a su equipo, lleva más allá de la simple melodía lo que "Siempre" simboliza. La letra trata sobre el deseo, la perseverancia y esa garra indomable que justo como esta banda refleja al hombre común que trabaja duro y desprecia los caminos políticamente correctos. Porque, admitámoslo, el rock nunca fue un género para los tibios.
Los primeros compases de "Siempre" son un grito desgarrador; es música para aquellos que no temen vivir intensamente. Se lanzó el 19 de noviembre de 2002, y rápidamente saltó a las listas, mostrando cuán ávido estaba el público de contenido que no fuera diluido. Es un recordatorio de que, a veces, ser directo es más genuino que endulzar la verdad. Es esencial entender cómo esta canción logra, con cada rasgueo de guitarra y golpe de batería, reinvindicar una postura firme, una de esas tantas que parecen incomodar a los círculos complacientes del mainstream moderno.
Desde un punto de vista lírico, "Siempre" no es un simple himno de amor, sino uno de aquellos que exploran la profundidad de las relaciones humanas en su forma más primitiva: intensa, sincera y desafiante ante cualquier adversidad. Este no es un "todo estará bien" al estilo de una balada pop. Este es un relato auténtico, donde la vulgaridad se mezcla con la poesía.
Musicalmente, el track es una fusión de poderosas guitarras, bajos sólidos y una batería contundente que crean un conjunto sonoro imparable. Elementos que acentúan la crudeza que un género como el nu metal requiere, el cual fue injustamente demonizado por la crítica que prefiere géneros menos amenazantes. Saliva construyó con "Siempre" un himno para aquellos que creen en el trabajo duro, algo que muchos tienden a olvidar cuando la cultura de lo inmediato se impone.
Lo grandioso de "Siempre" también reside en su capacidad de resonar con millones de personas. Fue el single líder de "Back into Your System", lo que habla de su importancia comercial y simbólica para la era dorada de Saliva. La canción subió como la espuma en los charts, y su videoclip, una pieza tan cruda como la misma melodía, fue un testimonio de la fuerza visual del rock: imágenes de una banda entregada a la música, sudando autenticidad.
Es inevitable pensar en lo que hoy día pasaría si una canción tan intensa intentara irrumpir en una industria acomodada en conceptos reciclados. La mayoría de los artistas buscan no ofender; el mainstream prefiere pasar inadvertido antes que cruzar el umbral del simple entretenimiento. Pero es en ese umbral donde Saliva aprovechó su mejor momento, aunque su música nunca fue sobre premios ni adornos.
Un aspecto a menudo pasado por alto es cómo "Siempre" consigue resistir el paso del tiempo: su impacto continúa. Se enseña, se escucha y se valora en aquellos círculos que valoran lo orgánico, lo visceral y lo transparente sobre lo artificial y calculado. Este es el arte de desafiar la norma y recordar que la verdadera creatividad no nace de seguir reglas sino de romperlas.
Por lo tanto, un monumental aplauso a "Siempre" como recordatorio de que un poco de caos siempre ha sido el ingrediente secreto de la música que de verdad deja marca. Un tema que no solo resuena entre quienes estuvieron allí en su primera salida, sino también entre nuevos oyentes que buscan algo genuino. Al fin y al cabo, cuando el polvillo de lo comercialmente correcto desaparece, solo queda aquello que realmente importa: el alma imperecedera del rock.