El Desenfreno Gay en los 70s: Lo Que No Te Quieren Contar

El Desenfreno Gay en los 70s: Lo Que No Te Quieren Contar

En los años 70s, el sexo gay fue una explosión de libertad que, para algunos, tuvo un costo preocupante. En urbes como Nueva York y San Francisco, la fiesta fue tanto luz como sombra.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Si piensas que el "Sexo Gay en los 70s" fue todo glamour y lentejuelas, te vas a llevar una gran sorpresa. En los 70s, la revolución sexual estaba en pleno apogeo y la comunidad gay en lugares como Nueva York y San Francisco estaba en el ojo del huracán. Mientras algunos dicen que fue una época de liberación, otros venían este desenfreno como una etapa peligrosa que terminó con un alto costo social. Fue una época donde las discotecas, especialmente clubes icónicos como el Stonewall Inn, se convirtieron en epicentros de la cultura gay a pesar de las leyes en contra que aún existían. ¿Todo esto en nombre de la libertad sexual? Otros pueden haberlo interpretado como una falta de límites preocupante.

Comencemos con el "Quién". Los protagonistas de esta historia fueron principalmente hombres gays que buscaban un espacio seguro para expresarse. Personas que buscaban liberarse de la opresión social que hasta ese entonces los mantenía en las sombras. Pero había un problema: en muchos casos, esta nueva "libertad" se convirtió en libertinaje. Si alguna vez hubo un culto al cuerpo, fue entonces. Pero la realidad que se escondía detrás de esas fachadas brillantes no siempre era tan bonita como nos han querido contar.

El "Qué" aquí es bastante claro: el crecimiento de la escena del sexo gay. Desde encuentros casuales en parques hasta fiestas privadas, la década fue testigo de una explosión de la cultura de encuentros sexuales donde todo estaba permitido... casi. Las rebeldías juveniles se mezclaban con un profundo deseo de aceptación, pero en muchas ocasiones, cruzaban la línea de lo que unas décadas más tarde muchos considerarían un comportamiento irresponsable.

¿El "Dónde"? Principalmente en Estados Unidos, en grandes urbes como Nueva York, donde clubes y bares se convirtieron en templos para una comunidad sedienta de aceptación. Después del levantamiento de Stonewall en 1969, la ciudad se posicionó como una especie de meca de libertad para los homosexuales. San Francisco también se destacó, con el barrio de Castro convirtiéndose en un refugio para aquellos que querían vivir sin miedo. Grupos de hombres acudían allí, pensando que la geografía cambiaba las reglas del juego.

Ahora hablemos del "Cuándo": los años setentas, una época que fue catalogada como "la década del amor libre". Cuando muchos visualizan esa era, piensan en hippies con flores en el cabello pidiendo paz y amor. Pero cuando echamos un vistazo al movimiento gay, los años 70s se caracterizan por algo más crudo y menos poético. Fue una especie de experimento social del que aún sentimos los efectos.

Finalmente, el "Por qué" es un tema de debate. Algunos creen que fue una respuesta necesaria a la represión social y legal que durante tanto tiempo los obligó a esconderse. Pero otros señalan que esta "liberación" también desencadenó la cara menos glamurosa de la promiscuidad y las consecuencias de salud que vendrían después. El hedonismo que se apoderó de muchos durante esa época es difícil de justificar, especialmente cuando uno piensa en las consecuencias que el comportamiento irresponsable acarrea.

La moda de los pantalones ajustados, los colores neón y la fiebre disco camino de la mano con el auge de una cultura gay que, por momentos, parecía querer sobrepasar cualquier tipo de barrera en nombre de la liberación sexual. Pero, ¿realmente existió una agenda definida más allá de pasárselo "bien" a corto plazo sin medir las consecuencias?

Entonces, podríamos decir que fue una década de contrastes. En muchos casos, quienes enarbolaron la bandera de la "liberación" simplemente dieron un paso más hacia el abismo del desenfreno. ¿Fueron los setentas una década de empoderamiento o una simple excusa para vivir en exceso sin pensar en el mañana? Sin embargo, no podemos ignorar que buena parte de los derechos que hoy existen, a pesar de la opinión de los más conservadores, se forjaron en el campo de batalla de los setentas.

Lamentablemente, el legado de la década viene acompañado de una secuela devastadora. No se puede negar el impacto de la crisis del VIH/SIDA que azotó a la comunidad gay a partir de los 80s, algo que obligó a muchos a cambiar la actitud despreocupada por una más cauta. En una tercera parte, hay una sensación de que esos años setenta dejaron una gran factura por pagar.

Pero ¿quién realmente se benefició de aquellos años? ¿La comunidad gay en su totalidad o sólo aquellos que estuvieron en el centro de la movida? Son preguntas que vale la pena considerar si deseamos entender completamente el impacto de esa década.

Por más que la cultura popular de hoy en día pretende edulcorar aquellos años, la realidad siempre es más complicada de lo que parece. A menos que nos atrevamos a hablar de estas realidades no tan glamorosas, corremos el riesgo de repetir errores pasados.