Sellar Nuestro Destino: La Locura de las Fronteras Abiertas
¡Bienvenidos al circo de las fronteras abiertas! En un mundo donde la seguridad nacional debería ser una prioridad, algunos políticos han decidido que es mejor dejar las puertas abiertas de par en par. ¿Quiénes son estos genios? Los mismos que creen que el dinero crece en los árboles y que los unicornios existen. ¿Qué están haciendo? Promoviendo políticas de inmigración que ponen en riesgo la seguridad de todos. ¿Cuándo comenzó esta locura? Desde que algunos decidieron que ser políticamente correcto es más importante que ser sensato. ¿Dónde está ocurriendo? En países que alguna vez fueron bastiones de seguridad, pero que ahora parecen más un colador que una fortaleza. ¿Por qué? Porque algunos creen que la compasión mal entendida es más valiosa que la seguridad de sus ciudadanos.
La idea de fronteras abiertas suena maravillosa en teoría, como un cuento de hadas donde todos viven felices y en armonía. Pero la realidad es que el mundo no es un lugar de fantasía. Las fronteras existen por una razón: proteger a los ciudadanos y mantener el orden. Sin embargo, algunos políticos han decidido que es más importante ganar puntos de popularidad que proteger a sus propios ciudadanos. ¿Y quién paga el precio? La gente común, que ve cómo su seguridad se ve comprometida día tras día.
La seguridad nacional no es un juego. No se trata de ser "amable" o "inclusivo". Se trata de proteger a las personas de amenazas reales. Pero parece que algunos han olvidado esto en su afán por ser vistos como los más "progresistas". La realidad es que las fronteras abiertas no solo permiten la entrada de personas que buscan una vida mejor, sino también de aquellos que tienen intenciones mucho menos nobles. Y cuando eso sucede, todos estamos en peligro.
La economía también sufre. Con la entrada descontrolada de personas, los recursos se agotan rápidamente. Los servicios públicos, como la salud y la educación, se ven desbordados. Y mientras tanto, los políticos que promueven estas políticas miran hacia otro lado, como si no fuera su problema. Pero lo es. Y es hora de que asuman la responsabilidad de sus acciones.
La cultura y la identidad nacional también están en juego. Cada país tiene su propia historia, sus propias tradiciones y su propio modo de vida. Pero con la llegada masiva de personas de diferentes culturas, estas identidades se ven diluidas. No se trata de ser xenófobo, sino de reconocer que cada país tiene derecho a preservar su cultura y su forma de vida.
La seguridad, la economía y la identidad cultural son solo algunas de las razones por las que las fronteras abiertas son una mala idea. Pero parece que algunos prefieren ignorar estos hechos y seguir adelante con sus políticas irresponsables. Es hora de que despertemos y nos demos cuenta de que la seguridad de nuestros países está en juego. No podemos permitir que unos pocos políticos irresponsables decidan nuestro destino. Es hora de tomar una posición firme y exigir que se tomen medidas para proteger nuestras fronteras y, por ende, nuestro futuro.