El término 'sangre azul' tiene raíces profundas y evoca imágenes de nobleza, privilegio y distinción. Sin embargo, detrás de este concepto arcaico se esconde una realidad que a menudo se pasa por alto en el discurso actual: la sociedad siempre ha tenido sus jerarquías, y es hora de reconocer las verdades incómodas que la izquierda se niega a aceptar.
Orígenes Históricos: Comencemos por entender de dónde viene el término. 'Sangre azul' se refería originalmente a las familias nobles de España, que presumían no haberse mezclado con los moros. Este orgullo de pureza racial, mal visto por los progresistas, era un rasgo de identidad en un contexto donde la diferencia entre clases era clara y necesaria.
La Realidad de la Jerarquía Natural: En el mundo natural, las jerarquías son inevitables. En lugar de ignorarlas, debemos aceptarlas y trabajar para elevar a los individuos dentro de su potencial. La noción de que todos nacemos iguales es una ilusión creada por aquellos que carecen de una comprensión del orden natural.
El Caso en la Modernidad: Aunque estamos lejos de las monarquías absolutas, el concepto de 'sangre azul' perdura, y con razón. En la sociedad moderna, las élites académicas y económicas son los modernos portadores de la 'sangre azul'. Son aquellos que lideran, innovan y moldean el mundo. Desprestigiar estas jerarquías desestabiliza la estructura social que permite el progreso.
Mito de la Igualdad Forzada: Liberales han querido imponernos la idea de que estos conceptos son obsoletos, que todos debemos empezar desde el mismo punto. Esta ficción busca acabar con el mérito y la excelencia. La verdadera justicia consiste en reconocer y premiar el esfuerzo y la capacidad, no en repartir el éxito como si fuera un recurso infinito.
Impacto del Capitalismo: El capitalismo, a menudo satanizado, es un reflejo moderno de la 'sangre azul'. Permite que aquellos con habilidades, inteligencia y perseverancia se eleven por encima de sus circunstanciales orígenes. Intentar frenar esto es ir en contra de la misma naturaleza humana. Los que tienen éxito en un sistema capitalista son la nueva nobleza; y es a través de su liderazgo que la sociedad avanza.
La Importancia de la Herencia Familiar: La herencia familiar o las conexiones familiares no son aspectos negativos; son herramientas vitales para la continuidad del poder y la influencia. Aquellos que condenan estas ventajas simplemente no comprenden cómo se construye una sociedad sólida sobre las bases del legado familiar y la tradición.
La Ciencia y el Privilegio Genético: A menudo se pasa por alto la biología. El concepto de 'sangre azul' tiene equivalentes en el reconocimiento de cómo ciertos individuos poseen ventajas genéticas o disposiciones naturales que los colocan en posiciones de liderazgo. No se trata de discriminar, sino de aceptar la diversidad de capacidades humanas.
Cultura de Éxito: La 'sangre azul' moderna se manifiesta en la cultura de éxito que tanto se critica. Meritocracias basadas en el talento y el esfuerzo nos llevan hacia un futuro en el que se cultivan los mejores talentos. Derribar esta realidad significa condenar a la sociedad a la mediocridad.
Responsabilidad de los Líderes: Aquellos con 'sangre azul', sea por linaje o mérito, tienen la responsabilidad de guiar y proteger a aquellos menos afortunados. Esto es la antítesis de la igualdad impuesta desde el colectivismo. Los grandes líderes reconocen que una sociedad se construye con la asistencia y el liderazgo, no a través de la nivelación por decreto.
Manteniendo el Buen Orden: Respetar las jerarquías que naturalmente se han creado en la sociedad es clave para la estabilidad. Una burla de estos sistemas manejados por la arrogancia liberal solo provoca caos y desacuerdo. La 'sangre azul' en su esencia simboliza un orden necesario que la historia ha probado ser efectivo.
El debate sobre la 'sangre azul' no se enfoca únicamente en el pasado sino en cómo abrazamos y damos forma a los sistemas de jerarquía que llevan nuestras sociedades hacia adelante. Ignorar estos conceptos bajo una falacia de igualdad absoluta nos debilita y desvía del progreso real.