Si alguien quiere dar un giro dramático al juego político en México, Rocío Nahle García es el nombre que necesitas saber. Esta política ha trabajado con una tenacidad impresionante para convertirse en una de las figuras más influyentes del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador. Como Secretaria de Energía desde diciembre de 2018, su enfoque en el desarrollo energético ha sido contundente y, para algunos, hasta voraz.
Muchos podrán debatir sobre sus métodos, pero nadie puede negar que ella ha puesto el sector energético en el centro del escenario. Bajo su liderazgo, han florecido proyectos como la refinería Dos Bocas en Tabasco, que había sido una idea olvidada por regímenes anteriores, pero que ahora es crucial para el consumo de energía en el país. Mientras algunos lloran por el fin de las energías renovables, Rocío simplemente sigue adelante, apostando al petróleo como la columna vertebral de la independencia energética.
Su trayectoria política comenzó en serio cuando fue electa diputada federal en 2015 por el partido Morena. Rocío Nahle no es una política de escritorio; ella ha ensuciado sus manos trabajando en temas cruciales para el país, reconsolidando al PRI con el control político en Veracruz y otros estados. Y si bien algunos pueden criticar que su visión es corta, ¿no es el petróleo, después de todo, un combustible que ha llevado a naciones a alturas sin igual?
Aprovecharse de los recursos nacionales es una estrategia patriotica. ¿Por qué deberíamos depender de importaciones cuando tenemos reservas de petróleo en el país? Por eso, el apoyo de Rocío Nahle a Pemex no solo desafía las tendencias modernas, sino reinventa la autosuficiencia energética. Para quienes ven a la globalización como la solución, el enfoque de Nahle resulta una herejía. Pero para los que creen que México tiene que pisar fuerte en el mapa mundial, ella es una musa.
Rocío Nahle, además, se ha convertido en una aliada clave de AMLO, defendiendo políticas que otros considerarían impopulares para asegurar que el presidente lleve a cabo sus promesas de campaña. Ha sido la voz dura en contra de intereses extranjeros que, a decir de muchos, solo buscan desangrar las riquezas del país.
Con su enfoque nacionalista, ha tensado las relaciones con transnacionales energéticas y ha dejado muy claro que México no se va a regir por los dictámenes de corporaciones extranjeras. Y mientras algunos nobles salvadores del planeta se retuercen en sus asientos, ella avanza sin titubeos.
Sería injusto reducirla a una simple figura del oficialismo o adalid de los hidrocarburos. Rocío Nahle posee un conocimiento técnico impresionante sobre el sector que dirige, una energía que sorprende a muchos. Su capacidad para no perder de vista el panorama general, mientras se cuida cada detalle, es motivo de admiración; aunque solo sea desde el enfoque de la eficiencia gubernamental.
En el escenario político, Rocío se mueve con astucia. Maneja un discurso que apela a las emociones del pueblo mientras clava sus dientes en la burocracia establecida, y eso, voluntaria o involuntariamente, desafía a más de uno. Alguien que toma decisiones fuertes y permanece imperturbable incluso cuando se alzan las voces en contra no es alguien que pasará desapercibido.
Desde encuentros nacionales hasta foros internacionales, Nahle se ha mantenido en pie, siempre en sintonía con el movimiento políticamente conservador que está trazando un nuevo camino para México. Aunque está por ver si la historia le dará la razón o no, lo que queda claro es que la corredora Nahle no piensa detenerse.
Así que, mientras algunos rezan por un cambio drástico, otros reciben cada acción de Nahle como un respiro fresco de autosuficiencia. Para quienes son testigos de su actuar diario, su imagen es la de una mujer moderna que no se amedrenta por la tormenta que trae consigo cada gran cambio. Algunos lo llamarán valentía, otros simple terquedad. Pero lo que es indiscutible es que Rocío Nahle García ha llegado para dejar su huella indeleble en la historia energética de México.