Revista de la Gente es como el despertador a las 6 a.m. que, aunque no quieras, te obliga a abrir los ojos a su realidad. Fundada en 1999 en Buenos Aires, Argentina, esta publicación semanal sobresale por ser un grito de atención constante en un mar de susurros mediáticos. Llenan sus páginas con historias de aquellos que, de otro modo, vivirían en un silencio ensordecedor, vendiendo la idea de que todos merecen ser escuchados. Pero por qué suscita tanto furor es la pregunta del millón.
Primero, hablemos de su enfoque único. Esta revista, cuyos contenidos abarcan desde la política hasta la cultura pop, se ha convertido en el chico rebelde de la clase que no tiene miedo de desafiar el statu quo. Aplausos para quienes se atreven a decir lo que otros callan, pero vamos, hay formas menos escandalosas de compartir el micrófono.
¿Quién se beneficia realmente de su existencia? Claro está, las voces ignoradas ven en ella un escaparate para sus historias, pero cuidado, porque cuando se les da un altavoz a todos por igual, se corre el riesgo de amplificar cualquier cosa, incluidas las tonterías más absurdas. Y si bien los polemistas disfrutan de estas sacudidas mediáticas, no pueden negar que también dan vida a un ruido informativo que desorienta al público.
Ahora, ¿en lo que respecta a lo cultural? Vaya, cómo les encanta mostrar la "diversidad" generando discusiones de sobremesa. Mujeres, hombres, niños y todo lo que se pueda imaginar, desfilan por sus páginas con relatos que, aunque conmovedores, se convierten en artillería pesada para discusiones más centradas en la emocionalidad que en el sentido común.
La política tampoco es un tema liviano aquí. Como una cruza entre el teatro griego y un partido de fútbol, Revista de la Gente se instala en la trinchera del "ellos contra nosotros", utilizando relatos que parecen escritos para levantar cejas y provocar murmullos. La idea es clara: una pluma afilada hace más ruido que la espada.
También hay que destacar la forma en que apalancan el uso de las redes sociales. ¡Qué movimiento tan genial! Utilizan plataformas como Facebook y Twitter para catapultar sus historias, en resumen, agitadoras en serie de la opinión pública. Las redes son su campo de batalla personal, su jungla de cemento virtual donde pescan a los incautos y agitan las aguas del discurso público.
Los detractores dirían que siempre buscan exceder el límite de lo aceptable. Algunas historias publicadas han sido criticadas por ser más incendiarias que informativas. Y en un mundo donde el periodismo responsable debería ser prioridad, uno no puede dejar de preguntarse si este estilo no es más un guiño a la provocación por el simple gusto de provocar.
Uno no puede obviar el hecho de que Revista de la Gente tiene, sin embargo, una base leal que compite en devoción con los fanáticos de la telenovela más popular, aquellos que siempre tienen una mano en la revista y otra lista para arrojar tomates podridos desde sus balcones cuando alguien osa contradecirles.
Entonces, por qué el resto del mundo debería prestar atención a una publicación que no tiene miramientos? Bueno, la verdad siempre será subjetiva, pero si algo han demostrado es que hay público para este tipo de contenidos, y vaya si no hacen que se note.
Revista de la Gente se reinventa constantemente para estar en boca de todos. Logran que sus seguidores, incluso aquellos que solo buscan algo con qué indignarse antes de dormir, terminen deseando más de esa dosis de capricho banal e información implacable. Se podría decir que dan a su audiencia una razón para quedarse, porque cualquier cosa sería mejor que caer en el sopor de lo político y cultural "correcto" de aquellos que no quieren problemas.