¿Alguna vez te has preguntado qué pasa cuando la verdad choca con la agenda progresista? Pues la película "Resolución Final (2010)" es precisamente eso: una explosión de verdad insospechada que desafía el relato incompleto de la historia contemporánea. Este documental, dirigido por Miguel Courtois, ahonda en la oscura historia de los crímenes de ETA en España. Sí, el terrorismo que algunos prefieren barrer bajo la alfombra. La "España a la sombra" cobra vida entre las secuencias de este filme al mostrar el papel de la Generalitat de Cataluña y los pactos secretos que mantenían para negociar con el terrorismo a sus anchas.
Imagina un documental que no tiene miedo de señalar con el dedo, que no se acobarda ante las verdades incómodas. "Resolución Final" detalla cómo, en el afán por negociar, algunos traicionaron su nación, dejando caer la máscara del buenismo y la corrección política. Courtois muestra cómo las cifras de muertos y heridos fueron consideradas tan solo como colaterales, un daño menor ante las promesas y acuerdos bajo la mesa. Resulta intrigante y alarmante ver cómo estos terroristas eran protegidos para un supuesto "bien mayor". Lo fuerte es que la película urge al espectador a abrir los ojos, a despertar de la anestesia política que durante décadas ha soterrado estas verdades en beneficio de una narrativa asfixiante.
La película nos remonta a la década de los 80 y 90, donde la connivencia y tibieza política dejaron a ETA y sus secuaces operar con excesiva libertad. Pero no todo queda en el pasado, Courtois hace una conexión directa con la política actual, donde el rasero moral sigue siendo maleado por intereses ocultos, esos que prefieren un aliado incómodo antes que confrontar el problema de frente.
Puede que te incomode la crudeza del documental y que encuentres perturbadora la forma en que expone las tácticas engañosas de ciertos políticos. Pero lo verdadero es inevitable, y "Resolución Final" no se guarda nada al mostrar el cinismo con que el daño fue gestionado para ganar popularidad o respaldo político. Es una obra esencial para aquellos que no están a gusto con el revisionismo barato.
Las impactantes entrevistas a supervivientes, periodistas y ex-políticos no dejan espacio para las dudas y aportan valor incalculable para quienes buscan entender qué pasó realmente en esos tiempos. Son ellos quienes, sin tapujos, explican cómo todo un sistema permitió que las sombras del terror se transmutaran en estadísticas pasables, todo en pos de una estabilidad que era tan frágil como ficticia.
"Resolución Final" también es un canto a las víctimas, cuyo sufrimiento parece ser olvidado por una sociedad más interesada en la pacificación que en la justicia. El desprecio hacia quienes padecieron la crueldad nos recuerda que el silencio no es más que otra forma de opresión, una que permite que se repita el mismo error una y otra vez.
Así que prepararse para afrontar la realidad, más allá de los filtros progresistas, es esencial. Y aunque muchos prefieran ignorarlo, resulta esencial poder mirar a la verdad a los ojos, aunque esta no sea complaciente. "Resolución Final" podría no ser del gusto de aquellos que siguen comprando la complacencia engañosa de algunos. Pero lo cierto es que todo gran mal necesita su momento de exposición, y Courtois decidió que había llegado la hora.
Su transparencia es perturbadora, y eso la convierte en un testimonio importante, un documento brutal e incómodo que se atreve a desafiar la ingenuidad de entender solo una parte de la historia. Este documental es una herramienta fundamental para aquellos que prefieren tener una visión completa, y no parcializada, de lo acontecido.