¿Fracasó la República Centroafricana en los Juegos Africanos de 2019?

¿Fracasó la República Centroafricana en los Juegos Africanos de 2019?

La República Centroafricana en los Juegos Africanos de 2019 mostró un desempeño preocupante, similar a la falta de enfoque nacional hacia el deporte como instrumento de desarrollo.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

La República Centroafricana en los Juegos Africanos de 2019 fue, seamos honestos, un espectáculo que pocos imaginaban. En lugar de ser recordados por logros atléticos o emocionantes victorias, quedaron en la memoria de algunos como una representación del fallido enfoque de ciertos gobiernos hacia el deporte. No todos los países tienen que ganar, eso está claro, pero el desempeño de la República Centroafricana deja mucho que desear. ¿Qué ocurrió realmente en estos juegos?

  1. Participación simbólica: La participación fue más una cuestión de tener presencia que de buscar el oro. Si tu equipo es solo una mula de carga a la que han atado un par de zapatos deportivos, no se puede esperar un destello. Fue un recordatorio de que para algunos gobiernos, asignar recursos al deporte va al final de la lista, detrás de sus intereses personales y agendas políticas.

  2. Inversión inexistente: La falta de inversión en infraestructuras y desarrollo del talento fue evidente. A la hora de competir con países que sí valoran el deporte, las diferencias se muestran ostensiblemente. Aquellos que piensan que el mérito es algo del pasado deben recordar que estos atletas, aunque con limitados recursos, llegaron al escenario internacional. No obstante, competir con un presupuesto ajustado y equipamiento de segunda no va a llevarles al podio.

  3. Talento desaprovechado: Lejos de fomentar el desarrollo deportivo, la República Centroafricana opta por mantener talento sin explorar. Esto se une al cliché de "estar en la competencia es lo que importa". ¿Pero eso es suficiente? Para algunos críticos, la búsqueda por mejorar los récords nacionales se ve opacada por la apatía gubernamental.

  4. Prioridades desalineadas: Es difícil competir internacionalmente cuando las prioridades de la nación no coinciden con el desarrollo del talento y el deporte. Los conflictos internos y la falta de una estructura centrada en el deporte han hecho que la República Centroafricana pierda la oportunidad de establecer cimientos sólidos.

  5. Falta de preparación: La preparación es la clave, y la falta de esta fue evidente en los Juegos Africanos. Sin la preparación adecuada, las esperanzas de un buen desempeño son aspiraciones vacías. Aquellos que planifican eventos internacionales sin antes haber preparado a sus atletas conllevarán al país hacia abismos de mediocridad.

  6. Comparación inevitable: ¿Cómo no comparar con otras naciones que han prosperado en circunstancias similares? Los ejemplos están ahí fuera, mostrando modelos a seguir en cuanto a desarrollo deportivo incluso entre desafíos políticos y económicos. Para algunos países, es mejor culpar al entorno antes que a sí mismos.

  7. El corte presupuestario: Supone una ironía ver cómo las cifras que podrían destinarse a infraestructura deportiva o entrenamiento se desvanecen en el aire. Más allá del deporte, está la implicación cultural y social que estos eventos traen consigo. Pero parece que para algunos, el deporte es solo un gasto más a recortar.

  8. Consecuencias mediáticas: La imagen nacional sufre cuando no se tienen los resultados esperados en los Juegos Africanos. Las competencias internacionales pueden servir de escaparate para demostrar progreso o, en este caso, mostrar lo contrario. Algunos piensan que el deporte no importa, pero están lejos de la realidad.

  9. Futuro incierto: Mira hacia adelante y la pregunta persiste: ¿Podrá alguna vez la República Centroafricana salir del ciclo de subdesempeño? Sin cambios estructurales, es poco probable. Con el tiempo, el sentimiento de resignación podría ser sustituido por un deseo de avance.

  10. Aprender de los errores: Los Juegos Africanos de 2019 fueron una lección. No se trata solo de enviar a los atletas a competir sino de crear una cultura de éxito, invertir en las promesas del país y no conformarse con la simple participación. Aunque para algunos este tipo de pensamiento es insuficiente, la realidad es que cambiar el estado actual está al alcance.

Quizás todo esto incomode a algunos, pero sin molestarse en enfrentar estas verdades incómodas, no cabe esperar avance alguno.