Renardismo: La Sutileza de la Hipocresía Progresista

Renardismo: La Sutileza de la Hipocresía Progresista

El Renardismo, nacido en América Latina durante el siglo XX como un movimiento cultural y político que usaba astucia contra el poder opresivo, hoy a veces encubre una hipocresía llamativa.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Si alguna vez te has encontrado en una conversación sobre política, cultura o ideología en el contexto hispanohablante, probablemente te hayas topado con el término "Renardismo". Son muchos los que, después de todo, se ven seducidos por su premisa de astucia y subversión. Pero, ¿de qué se trata realmente? El Renardismo, que nació como un fenómeno cultural y político en América Latina, se centra en el uso de la astucia al estilo del zorro, similar al 'Reynard the Fox' del folclore europeo, para confrontar sistemas opresivos o injustos. Este ingenioso movimiento cultural tuvo su auge durante el siglo XX, influenciado por contextos de dictaduras y regímenes autoritarios en la región, siendo una forma de resistencia casi elegante. Pero hoy, algunos lo usan como máscara de una hipocresía que sorprende por su efectividad. Aquí tienes 10 verdades incómodas sobre el Renardismo.

  1. Arte contra el poder, o cómo burlar al sistema: Los renardistas se modelan según las figuras tradicionales de astutas criaturas folclóricas. ¿Quién no admira al astuto zorro que sobrevive usando su intelecto? En tiempos de opresión, estos intelectuales crearon arte que sutilmente desafiaba las normas. Pero, ¡vamos, quién necesita arte cuando se tiene un buen argumento!

  2. Retando a la autoridad con una sonrisa: En lugar de confrontación abierta, el Renardismo emplea ironía y sátira. No confundir con el infantilismo progre. Mientras algunos optan por las barricadas, renardistas prefieren burlar al opresor con un guiño y una broma aguda.

  3. Lo subversivo como herramienta política: La política renardista es, en esencia, astuta. Desconfían instintivamente de quienes ostentan el poder, incluso más que los progresistas. Mientras que los socialistas confían en que más gobierno traerá soluciones, los renardistas simplemente se ríen y buscan escapatorias.

  4. El legado del engaño elegante: El Renardismo también se centra en lo estético. El arte, la cultura, y hasta el estilo personal, son armas. Los liberales pueden intentar hacer lo mismo, pero con resultados deslucidos. Véase: el constante intento de Hollywood por ser "revolucionario".

  5. Una forma de censura astuta: A algunos renardistas se les acusa de censores, pero lo que hacen más bien es "destocar" una realidad. Mientras que los progresistas lloran por cada ofensa, estos astutos jugadores encuentran la manera de exponer tanta ridiculez moderna.

  6. Desacato elegante: Si hay algo que caracteriza al Renardismo, es la habilidad de desacatar reglas sin que el desorden sea detectado. Es un arte menor esquivar las normas opresoras con sofisticación. Los rebeldes verdaderos no alzan la voz, lo insinúan con clase.

  7. Pseudo-intelectualismo enmascarado: A menudo, los renardistas se autoproclaman bastiones de la inteligencia, creando entornos académicos aparentemente abiertos, pero no nos engañemos, sólo admiten a quienes dominan el juego de la astucia.

  8. La paradoja del rebelde aceptado: Muchos renardistas han sido absorbidos por las mismas instituciones que buscan desestabilizar. Esto nos hace preguntar: ¿es la astucia un fin o un medio meramente útil?

  9. La fachada de lo políticamente correcto: A veces, el Renardismo actual disfraza sus intenciones verdaderas bajo una capa de corrección política falsa. Mientras que aparentan estar del lado de los "oprimidos", a menudo parecen más interesados en el caos organizado.

  10. El peligro de la ambigüedad calculada: Finalmente, el Renardismo enseña que no significa lo mismo para todos. Mientras hay quienes usan el arte y la cultura para hablar verdades eternas, otros lo utilizan como una herramienta de distracción y manipulación.

El Renardismo, valorado por su sutileza, puede parecer inofensivo. Sin embargo, su proliferación moderna como una forma de ideología mimética lo tiñe de mediocridad. Siempre es bueno abrir los ojos y cuestionar a aquellos "renardistas" que, con una sonrisa en los labios, prometen resistencia mientras se sirven del poder.