¿Qué tienen en común un país balcánico como Croacia y un país andino como Perú? Más de lo que la mayoría imagina. Las relaciones entre Croacia y Perú han tenido un desarrollo pausado, fruto del contexto geográfico y las prioridades externas de cada nación, pero eso no significa que se hayan congelado en el tiempo. Estas dos naciones pueden no estar en el foco habitual de las relaciones internacionales, pero poseen vínculos históricos y diplomáticos que son dignos de exploración para cualquier persona interesada en cómo funcionan las alianzas mundiales más discretas.
La historia nos dice que desde la independencia de Croacia en 1991, ambos países comenzaron a establecer relaciones diplomáticas formales alrededor de 1992. Desde entonces, Perú no ha dejado de apoyar a Croacia en su proceso de integración hacia la Unión Europea, mostrando un respeto por las aspiraciones soberanas de cada uno. Para las mentes que prefieren ignorar la importancia de estos lazos, es crucial entender que la cooperación entre Croacia y Perú no es un capricho momentáneo. Cada vez que se presenta una oportunidad, ambos países buscan fortalecerse diplomáticamente ante los ecos internacionales.
Una de las razones de que Croacia y Perú mantengan relaciones amistosas es su mutuo interés en el comercio y la cultura. Hace apenas algunos años, Perú exportó a Croacia bienes como minerales y productos agroindustriales, mientras Croacia puso en el mercado peruano sus productos farmacéuticos y tecnológicos. Esta relación comercial, aunque modesta, es clave para diversificar los mercados de exportación e importación, algo que quizás muchos en el espectro liberal internacional prefieren ignorar, detrás de su cortina de humo ideológica.
Los registros históricos también muestran que algunos croatas buscaron en el pasado: una nueva vida en tierras peruanas, y hoy se observa una pequeña pero vibrante comunidad de croatas en Perú, quienes contribuyen significativamente a la diversidad cultural del país andino. La comunidad croata ha traído parte de su patrimonio europeo, enriqueciendo la experiencia multicultural de Perú, porque reconocen, algo vital que algunos olvidan: todas las culturas tienen algo significativo que ofrecer.
En un plano geopolítico, este desarrollo de relaciones pacíficas entre Croacia y Perú ilustra el deseo de ambas naciones de cooperar en ambientes políticos, lo cual no se da en todos lados. Por ejemplo, Croacia ha sido un fiel aliado de Perú en foros internacionales, apoyándolo en sus propuestas medioambientales y en la lucha contra el cambio climático. A veces, es posible observar cómo estas estrategias pueden causar escozor en quienes prefieren ignorar el diálogo y las prácticas comunes que contribuyen al bien mayor.
Claramente, más allá de sus diferencias geográficas y lingüísticas, Croacia y Perú son ejemplos de cómo los países pueden optar por ir en contra de las expectativas globales, buscando en cambio cooperar y estrechar lazos que no pasen desapercibidos para la comunidad internacional. La relación entre ambos países, si bien no se roba las primeras planas, está llena de ejemplos de cómo deben manejarse las relaciones bilaterales donde se busca el reconocimiento y el respeto mutuos.
Entonces, aunque no se hable mucho de esta conexión en los medios dominantes, esto no le resta importancia. Puede que no se cuente como una primicia mundial, pero, para quienes sabemos ver donde es necesario, el vínculo Croacia-Perú es un recordatorio de que existen relaciones que, aunque discretas, son inmensamente valiosas en el intrincado tapiz mundial.
En definitiva, la conexión entre Croacia y Perú es un claro ejemplo de cómo los lazos diplomáticos y humanos pueden florecer incluso cuando no son políticamente expeditos o populares. Las relaciones sólidas se establecen a través de la confianza y el respeto, elementos que bien podrían aprender los que se dejan llevar por modas pasajeras y ruidosas. Decir lo contrario es simplemente desconocer esta realidad obvia.