El Triángulo de la Discordia: ¿Por qué la Izquierda Odia la Geometría?

El Triángulo de la Discordia: ¿Por qué la Izquierda Odia la Geometría?

Este artículo analiza cómo la corrección política ha llevado a algunos a considerar las formas geométricas, como los triángulos, como símbolos de opresión, reflejando una tendencia de distracción de problemas reales en la sociedad.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

El Triángulo de la Discordia: ¿Por qué la Izquierda Odia la Geometría?

En un mundo donde la política se ha infiltrado en cada rincón de nuestras vidas, incluso la geometría no se salva de la controversia. En 2023, en una pequeña ciudad universitaria de California, un grupo de estudiantes decidió que los triángulos eran ofensivos. ¿Por qué? Porque, según ellos, los triángulos representan la jerarquía y la opresión. Este evento, que tuvo lugar en el campus de una universidad conocida por su inclinación progresista, ha desatado un debate sobre la corrección política y la educación. La pregunta es: ¿por qué la izquierda está tan obsesionada con encontrar problemas en todo, incluso en las formas geométricas?

Primero, hablemos de la absurda idea de que los triángulos son opresivos. Los triángulos han existido desde que el hombre comenzó a dibujar en las paredes de las cuevas. Son una de las formas más básicas y fundamentales en la naturaleza y las matemáticas. Pero, en el mundo moderno, parece que cualquier cosa puede ser vista como un símbolo de opresión si se mira lo suficientemente de cerca. La izquierda ha decidido que los triángulos, con su estructura de tres lados, representan una jerarquía que debe ser desmantelada. ¿Qué sigue? ¿Prohibir los círculos porque no tienen principio ni fin y, por lo tanto, son elitistas?

En segundo lugar, esta obsesión por encontrar problemas donde no los hay es un síntoma de una cultura que ha perdido el rumbo. En lugar de centrarse en problemas reales, como la economía o la seguridad nacional, algunos prefieren gastar su energía en debates sin sentido sobre formas geométricas. Es como si estuvieran buscando cualquier excusa para sentirse ofendidos. Y, por supuesto, los medios de comunicación progresistas están más que felices de amplificar estas voces, dándoles una plataforma para difundir su ideología.

Tercero, esta situación es un reflejo de cómo la educación ha sido secuestrada por ideologías extremas. En lugar de enseñar a los estudiantes a pensar críticamente y cuestionar el status quo de manera constructiva, se les enseña a ver el mundo a través de una lente de victimización. Esto no solo es perjudicial para los estudiantes, sino que también es un desperdicio de recursos educativos. Las universidades deberían ser lugares donde se fomente el pensamiento libre y el debate abierto, no donde se impongan dogmas ideológicos.

Cuarto, la ironía de todo esto es que, mientras algunos se preocupan por la opresión de los triángulos, ignoran problemas mucho más serios. La economía está en crisis, la seguridad nacional está en riesgo, y la libertad de expresión está siendo atacada. Pero, en lugar de abordar estos problemas, prefieren centrarse en trivialidades. Es una distracción que solo sirve para desviar la atención de los verdaderos desafíos que enfrenta nuestra sociedad.

Quinto, esta tendencia de encontrar problemas en todo es una táctica para dividir y conquistar. Al crear divisiones en la sociedad, se debilita la cohesión social y se facilita el control. Es una estrategia que ha sido utilizada a lo largo de la historia por aquellos que buscan el poder. Y, lamentablemente, parece que está funcionando, ya que cada vez más personas se sienten alienadas y desconectadas de la realidad.

Sexto, es hora de que dejemos de lado estas tonterías y nos centremos en lo que realmente importa. La geometría no es el enemigo. Los triángulos no son opresivos. Son simplemente formas que han existido durante milenios y que seguirán existiendo mucho después de que estas modas políticas hayan pasado. Necesitamos recuperar el sentido común y dejar de permitir que las ideologías extremas dicten cómo vemos el mundo.

Séptimo, es crucial que defendamos la libertad de pensamiento y expresión. No podemos permitir que un pequeño grupo de personas dicte lo que es aceptable y lo que no lo es. La diversidad de pensamiento es lo que hace que nuestra sociedad sea fuerte y resiliente. Debemos estar dispuestos a defenderla, incluso cuando es incómodo o impopular.

Octavo, debemos recordar que no todo en la vida es político. A veces, un triángulo es solo un triángulo. No todo tiene que ser un símbolo de algo más grande. A veces, las cosas son simplemente lo que son, y eso está bien. No necesitamos buscar significados ocultos en todo.

Noveno, es importante que nos mantengamos vigilantes y no permitamos que estas ideas extremas se infiltren en nuestras vidas. Debemos estar dispuestos a cuestionar y desafiar estas narrativas, y no simplemente aceptarlas porque son populares o políticamente correctas.

Décimo, al final del día, debemos recordar que la libertad es lo más importante. La libertad de pensar, de expresarse y de vivir nuestras vidas sin miedo a ser censurados o castigados por nuestras creencias. Esa es la verdadera lucha, y es una lucha que vale la pena librar.