La Farsa de la Proposición 30 de California en 2012
En 2012, el estado de California se convirtió en el escenario de una de las mayores farsas fiscales de la década: la Proposición 30. Jerry Brown, el entonces gobernador, impulsó esta medida con la promesa de salvar la educación pública y evitar recortes presupuestarios. La propuesta consistía en aumentar los impuestos a los ingresos de los más ricos y elevar el impuesto sobre las ventas. ¿El objetivo? Recaudar fondos para las escuelas y la seguridad pública. Pero, ¿realmente se trataba de una solución mágica o de un truco político para llenar las arcas del estado a costa de los contribuyentes?
Primero, hablemos de los impuestos. La Proposición 30 aumentó el impuesto sobre las ventas en un 0.25% y elevó los impuestos sobre la renta para aquellos que ganaban más de $250,000 al año. Los defensores argumentaron que era una medida necesaria para evitar recortes devastadores en la educación. Sin embargo, lo que no se mencionó fue cómo este aumento afectaría a las pequeñas empresas y a los consumidores de clase media. Al final del día, los impuestos sobre las ventas afectan a todos, no solo a los ricos.
La Proposición 30 fue presentada como una medida temporal, pero todos sabemos que en política, lo temporal a menudo se convierte en permanente. La promesa de que estos impuestos solo durarían siete años fue una táctica para calmar a los votantes. Sin embargo, una vez que el gobierno se acostumbra a un flujo de ingresos, es difícil que lo deje ir. ¿Realmente alguien cree que el gobierno de California iba a renunciar a esos ingresos adicionales sin luchar?
Además, la Proposición 30 fue un ejemplo clásico de cómo se manipula a los votantes con el miedo. Se les dijo que sin este aumento de impuestos, las escuelas enfrentarían recortes masivos, los maestros perderían sus empleos y los estudiantes sufrirían. Pero, ¿dónde estaba la responsabilidad fiscal? ¿Por qué no se consideraron otras opciones para equilibrar el presupuesto sin recurrir a más impuestos? La respuesta es simple: es más fácil asustar a la gente para que pague más que hacer el trabajo duro de recortar gastos innecesarios.
La realidad es que el problema de financiación de la educación en California no se resolverá simplemente arrojando más dinero al sistema. La Proposición 30 no abordó las ineficiencias y el despilfarro que plagan el sistema educativo del estado. En lugar de eso, se optó por la solución fácil de aumentar los impuestos, dejando intactos los problemas subyacentes.
Por último, la Proposición 30 sentó un precedente peligroso. Envió un mensaje claro de que el gobierno de California puede recurrir a los aumentos de impuestos cada vez que se enfrenta a un déficit presupuestario. Esto no solo es irresponsable, sino que también desalienta la inversión y el crecimiento económico en el estado. ¿Quién querría invertir en un lugar donde los impuestos pueden aumentar en cualquier momento?
La Proposición 30 de 2012 fue un ejemplo de cómo los políticos pueden manipular a los votantes para que acepten medidas que, en última instancia, no resuelven los problemas de fondo. Fue una solución rápida que no abordó las verdaderas causas de los problemas presupuestarios de California. Y mientras tanto, los contribuyentes siguen pagando la factura.