Vivimos en una época en la que muchos están obsesionados con el conteo de calorías, las dietas basadas en plantas y otros hábitos que hace pocas décadas eran simplemente impensables. A menudo bajo el radar de las tendencias alimenticias modernas y lejos de consideraciones políticamente correctas, surge el "pollo ciego", un platillo icónico del noreste de México.
A primera vista, el nombre puede parecer intrigante o incluso engañoso. No hay que ser un genio para entender que no estamos hablando de un pollo que ha perdido la vista. Se trata de una comida hecha a base de tripas de pollo, este es un plato que rescata el valor de aprovechar todo el animal. No es para los quisquillosos ni para aquellos que prefieren vivir en la burbuja de lo aceptado por la mentalidad de lo "light". Aquí te ofrezco diez razones por las que el pollo ciego debería ser parte de tu menú semanal.
Autenticidad Mexicana: El Regalo del Norte El norte de México es conocido por su comida rica y contundente. El pollo ciego lleva generaciones en mesas y tabernas, y su sabor es testimonio del legado culinario de la región. Mientras otros cocinan para chefs de Instagram, el pollo ciego cocina para abuelas que saben lo que es sabroso.
Complejidad y Sabor: Un Festín para los Sentidos Este platillo no rehuye de la sazón. Las tripas, cuando se preparan correctamente - y ahí está el arte del cocinero - adquieren una textura y sabor que deja atrás a muchos de esos aburridos filetes y platos aquilados con vegetales indispuestos.
Cocina Pragmática: Nada se Desperdicia En una era en la que demasiado se desperdicia, el pollo ciego es una lección de pragmatismo. El uso de todas las partes del animal no es un concepto nuevo, pero es uno que el modernismo culinario necesita recordar.
Una Oportunidad para dos: Tortilla y Pollo Ciego Las tortillas frescas y calientes son el acompañante perfecto para el pollo ciego. Y míralo desde esta perspectiva: no hay tedio repetitivo de quinoa o arroz integral. ¿Qué prefieres, una cena de puros vegetales sin gracia o un festín enfajado en una tortilla?
Herencia Cultural al Plato ¿Te gustaría sentir ese mensajito cursi sobre tu "patrimonio" y "raíces"? Bueno, nada lo hará más que cocinar un pollo ciego. Cada bocado te transporta a una larga mesa familiar, donde historias y risas se comparten mientras el plato se vacía rápidamente.
Nutrición Directamente del Campo No va con químicos, preservativos, ni caja de supermercado. Aquí lo que tienes es frescura desde la granja hasta la cocina. Auténtico alimento campesino, sin pretensiones ni etiquetas que irritan. Algunos ingredientes engordan (liberalmente hablando), pero satisfacen al paladar mexicano auténtico.
Preparación Económica: Con Recursos se Hace Si tienes restricciones en el presupuesto mensual, el pollo ciego es el ganador. Simplemente nada se desperdicia y todo es aprovechado. Mientras algunos gastan fortunas en comidas supuestamente saludables, uno bien puede comer como un rey aprovechando lo que se tiene al alcance.
Redescubriendo lo Humilde Estamos tan ocupados ignorando la vieja escuela que se llega a olvidar la cantidad de bondades culinarias en nuestros patios traseros. El valor de lo sencillo está presente en muchos de estos platos tradicionales que han alimentado a generaciones y lo seguirán haciendo.
Orgullo y Tradición: Ser Parte del Continuo Muchos de nosotros estamos buscando nuestro lugar, nuestro "origen", y qué mejor manera de hacerlo que caminando de retorno a la cocina de nuestras raíces. El pollo ciego no es solo comida, es un viaje en un platillo.
Desafía Croquetas y Comidas Congeladas A diferencia de lo prefabricado, el pollo ciego se hace fresquito al lado del fogón, no tocas botones en el microondas. Te garantizo que el aroma y el sabor de este plato superarán, por mucho, cualquier comida congelada que puedas hallar.
Para aquellos que se atreven a revertir la corriente del hipermodernismo, el pollo ciego es un campeón silencioso, esperando a ser descubierto o redescubierto. Un festín de sabores tan ricos como la historia misma.