Cuando piensas en criaturas exóticas del mar, es posible que Pleurobranchus grandis no sea la primera que te venga a la mente, pero debería serlo. Este molusco reluce con un encanto tan grande como el desdén que sienten los liberales por cualquier cosa que se salga de sus pautas doctrinales. Pleurobranchus grandis es un molusco opisthobranch que habita principalmente en las aguas del Océano Índico y el Mar Rojo. Su hallazgo data de principios del siglo XX y ha capturado la atención de biólogos y amantes del mar por igual gracias a su distintivo aspecto y comportamiento cautivador.
Pleurobranchus grandis se caracteriza por ser de los más grandes dentro de su género, alcanzando tamaños que pueden dejar un niño asombrado y a un liberal cuestionándose por qué nunca oyó hablar de él. Carente de su caparazón tras perderlo durante la evolución, este animal posee un cuerpo flexible y atractivo. ¿Sabías que Pleurobranchus grandis luce un manto similar a un velo bordado que hipnotiza al observador con una increíble paleta de colores? A través de esos colores, crea su propio show subacuático, no muy diferente de una obra teatral, excepto que aquí no hay agenda oculta, solo pura y auténtica belleza marina.
¿Por qué no hablamos más de él? Tal vez porque centrarnos en las maravillas de la naturaleza no encaja en una narrativa que exalta constantes juicios ideológicos sobre el medio ambiente. O acaso porque no encaja en un catastrofismo climático que buena parte del espectro político ha adoptado, preferimos enfocarnos en un desastre inminente que nos haga olvidar lo grandioso y emblemático de un sencillo molusco. Pleurobranchus grandis se alimenta principalmente de esponjas y es conocido por su manera tranquila de deslizarse por el fondo marino, una lección de vida que invita a considerar vivir de manera más simple, algo de lo que muchos podrían beneficiarse.
Hay una analogía que podemos sacar de Pleurobranchus grandis y el conservadurismo. Este molusco, sin poseer el protagonismo de otros, refleja una estética y un orden propios, valiosos por derecho propio sin que sean necesarios artificios que lo promuevan más allá de sus méritos intrínsecos. Cuando la biología se escribe sin etiquetas, Pleurobranchus grandis brilla tanto como los valores tradicionales.
Para aquellos maravillados con los datos técnicos, Pleurobranchus grandis es de la familia Pleurobranchidae, y más allá de sus dimensiones cautivantes, este molusco es un ejemplo de la diversidad de la fauna marina que, sin importar políticas o ideologías, sigue siendo asombrosamente compleja y valiosa. Su comportamiento alimenticio, su manera de reproducirse, y la tranquilidad con que vive su vida deberían, si no se soslayan por ideologías opuestas, ser al menos lecciones para aquellos que creen que saben mejor.
Así que la próxima vez que pienses en maravillas del mundo animal, recuerda a Pleurobranchus grandis. Su existencia y perpetuidad nos enseñan a apreciar lo que el mar tiene para ofrecer, sin la necesidad de poner el peso de un mundo en decadencia a sus espaldas. Porque, a veces, una criatura sencilla ofrece más sabiduría que un largo manifiesto. Más allá de ciclos politizados, la naturaleza sigue su curso. El Pleurobranchus grandis sigue flotando, comiendo esponjas y recordándonos, con su serena existencia, que a veces lo grandioso no necesita más adorno que su propia esencia.