¿Alguna vez te has preguntado cómo sería si una pirámide egipcia pudiera hablar? Bueno, Terry Pratchett, el genio detrás de la 'novela Pirámides', ya lo ha hecho por ti. 'Pirámides' es una de esas novelas que revoluciona el género de la fantasía con un toque de sátira brillante, llevándonos al mundo de Discworld, donde nada es lo que parece y todo lo que creemos saber es cuestionado.
Escribió esta joya de ingenio en 1989, una época donde la corrección política aún no había manchado profundamente el arte. La historia se desarrolla en el Reino de Djelibeybi, una especie de Egipto alternativo dentro del universo de Discworld. Aquí, Teppic, el joven heredero al trono educado en una escuela de asesinos de la gran ciudad de Ankh-Morpork, descubre que gobernar un reino con una profunda obsesión por la tradición puede ser tan letal como cualquier cuchillo.
Primero, hay que destacar la audacia de Pratchett para mezclar civilizaciones reales con universos ficticios de fantasía. A los lectores sensibles a los cambios y las críticas a las tradiciones arcaicas les molestará que Pratchett, sin ningún tipo de miramientos, se burle de las rigideces de una civilización que, cierto, gobernó a lo grande, pero que no dejaba espacio para el cambio ni el progreso. Así como algunos temen que al criticar lo clásico, uno pueda perder de vista el valor que estas tradiciones tienen como pilares de la civilización.
Luego, está el enfoque sobre cómo la burocracia aplasta la creatividad del individuo. Cuando Teppic regresa a su hogar, intenta traer consigo ideas nuevas y revolucionarias, una dosis de modernidad a su reino estancado. Pero se encuentra con un muro -y me refiero a ese típico muro mental que los burócratas de Gobierno adoran erigir usando leyes, regulaciones y procedimientos- impidiéndole el progreso a cualquier costo. ¿Les suena familiar? Sí, es ese mismo tipo de obstáculo que nos encontramos cuando intentamos implementar innovaciones o cambios en un mar burocrático donde las más mínimas cegueras alentadas por la ley, parecen intocables.
Hablemos sobre el corazón de la trama, las pirámides. Pratchett logra ir más allá de obras preconcebidas integrando la capacidad de que éstas tengan vidas propias. Un concepto que desestabiliza profundamente la narrativa tradicional que uno podría encontrar en novelas históricas o de aventuras, pero que aquí las convierte en símbolos de una tradición petrificada que ahora debe encontrar su auténtico propósito.
Y por si uno pensaba que Pratchett lograba una trama simple, nos brinda también una burla constante a la noción de que los gobernantes deben tener sus propias ideas en vez de seguir ciegamente lo establecido. En una escena memorable, Teppic se da cuenta de que ser rey no es sólo una cuestión de herencia, sino de conocer cómo navegar entre la ilusión de poder y la realidad de las responsabilidades. A nivel metafórico, nos recuerda que cualquier individuo con liderazgo tiene el deber de cuestionar las dogmas preexistentes en nuestro complejo mundo moderno.
Por supuesto, hay críticas sociales en 'Pirámides' que quizás a los 'liberals', con sus constantes complejos de victimización y su afán de eliminar las razonar divergentes en busca de la utopía, les pique. Pero la novela no se cohíbe de mostrar que estas estructuras autoritarias, si bien a veces útiles, pueden encerrar a la humanidad en una prisión dorada de lo políticamente correcto.
Al gurú del humor no le falta imaginación ni candor para ilustrarnos de manera lúdica que la clave para el avance reside en preguntar ‘¿por qué?’ al status quo. Esta aventura aborda con sutileza cómo el peso del pasado puede clavar al presente a una realidad que corre el riesgo de quedarse congelada en el tiempo.
Pratchett desafía y entretiene con perspicacia. Su libro no solo es un escape fantástico, sino una herramienta para reflexionar sobre lo que damos por sentado. De modo que 'Pirámides' no solo debería estar en tu estantería como una risueña crítica a la idolatría de los sistemas rígidos, sino también una puerta abierta a la crítica constructiva, al sentido del humor inteligente y a la provocación saludable. ¿Quién hubiese pensado que tras las gruesas páginas de una aparentemente sencilla novela de fantasía, emanase más verdad sobre la naturaleza humana que en muchos discursos huecos que escuchamos diariamente?