¡Prepárense, fanáticos del suspense y la acción! "Persona de Interés" regresa con su tercera temporada y, si creían que ya habían visto todo, piensen de nuevo. Este thriller tecnológico no sólo se las ingenia para mantenernos al borde de nuestros asientos, sino que también se sumerge en cuestiones actuales con una precisión escalofriante.
Imaginen una máquina capaz de predecir crímenes antes de que ocurran, eso ya no suena tan ficticio cuando vemos el alcance de la vigilancia moderna y, por qué no, cuestionamos a esas políticas que tanto respetamos. En esta temporada, las tensiones palpables entre los individuos que manejan el poder y aquellos que están a su merced se intensifican. ¡Es un juego de ajedrez donde cada movimiento cuenta!
Una de las cosas más emocionantes de la temporada 3 es la evolución de los personajes. John Reese, el ex-agente de la CIA, el tipo duro con un corazón de oro, sigue luchando por la justicia en un mundo cada vez más turbio. Pero, ¿qué hay de Shaw? La introducción del personaje Sam Shaw, una asesina entrenada, añade una dinámica intrigante al grupo. Sin duda, su presencia desconcierta y fascina, y mientras algunos pueden encontrar su moral algo ambigua, no se puede ignorar su contribución al equipo.
La matemática de la serie, Harold Finch, sigue manejando la máquina, pero incluso su control sobre la tecnología parece estar desmoronándose. La máquina ahora se comunica con Root, la hacker psicótica con un toque simpático de lo siniestro. Esta relación resalta el conflicto interno de Finch sobre la libertad de información y el bien común, un dilema que, irónicamente, se parece mucho a las discusiones sobre libertades personales frente a la seguridad nacional.
¿No es curioso cómo algunas series de televisión nos pueden dar una lección sobre dónde podemos llegar cuando las libertades se descuidan? A lo largo de esta temporada, la vigilancia excesiva y el poder se ven cuestionados como nunca antes, y el escenario que nos presentan no es pura ficción. ¿Por qué ciertos grupos están tan obsesionados con la idea de entregar más poder al estado en pos de garantizar seguridad? Una regla básica es que una vez que el gobierno tiene más poder, quitárselo se vuelve tarea hercúlea.
Pero, hablemos de las sorpresas. La introducción de "Vigilancia" como antagonista es una jugada maestra. Esta organización obsesionada por exponer la privacidad de todo y todos no es sólo un rival para Finch y compañía, sino que es un reflejo de lo que podemos llegar a ser si no trazamos un límite claro entre lo que las instituciones deben y no deben saber.
¿Quién necesita que le digan algunos críticos de la serie que su tono pesimista es exagerado? El que la tercera temporada escarbe en estos temas sólo subraya la naturaleza precaria de nuestra relación con la tecnología. "Persona de Interés" no sólo nos habla de un futuro posible, sino del presente libertario que algunas agendas consideran peligroso.
La serie desliza un guante de seda sobre una mano de hierro. Sus guionistas no tienen miedo de mostrar al mundo tal como es, o tal como podría ser. Este season retoma su enfoque para asegurar que las conversaciones importantes tengan un público, aunque eso signifique pasar por encima de sensibilidades políticamente correctas.
Cada episodio, cada dilema en "Persona de Interés" es una invitación a cuestionar la autoridad incuestionable de un sistema al que se le ha dado carta blanca para espiar en nombre de la seguridad. Tal como el sabueso fiel Reese, tal vez sea necesario que defendamos nuestras libertades con uñas y dientes en un mundo donde la privacidad es escasa.
Para quienes buscan una mezcla de acción, intriga y comentarios sociales relevantes, esta temporada ofrece un banquete visual e intelectual. "Persona de Interés" temporada 3 no se anda con rodeos, y para quienes ya sienten cómo el poder se cierne sobre nuestras cabezas en nombre de lo "correcto", esta es simplemente una serie que se debe ver.