Percival Stockdale, un nombre que probablemente no hayas escuchado entre las masas sofisticadas y académicas, fue un hombre de principios e ideologías que el establishment ha tendido a olvidar. ¿Quién fue? Un escritor, poeta y abolicionista británico cuyo trabajo en el siglo XVIII dejó una marca indeleble en la historia. ¿Dónde y cuándo? Nació en Inglaterra en 1736 y murió en 1811. ¿Por qué merece ser recordado? Porque defendió causas justas y se enfrentó al orden establecido de una manera que pocos se atrevían en su época. Sin embargo, su voz nunca fue tan fuerte como para resonar en el canon literario controlado por las élites.
Un hombre por encima de su tiempo: Stockdale no solo fue un poeta. Fue un hombre que no temía enfrentar las injusticias de su época. Mientras otros se preocupaban por mantener sus rangos y posiciones, él levantaba la voz contra la trata de esclavos. Pero claro, cuando no cumples con la narrativa oficial, tu historia puede caer en el olvido.
Crítico del imperialismo: No sería sorpresa para cualquier estudioso del período que Stockdale también criticó el imperialismo británico. A veces, resulta más cómodo para la academia no hablar de aquellas opiniones que podrían poner incómodos a quienes siguen pensando que la historia imperial fue meramente una expansión de la “civilización”.
Defensor de la libertad de expresión: En un tiempo cuando la censura estaba a la orden del día, este hombre no se detuvo. Escribió de manera franca y honesta, usando su pluma para desafiar las normas sociales implícitas y explícitas. No es difícil imaginar por qué ciertos sectores prefieren mantenerlo en el bajo perfil.
Rompiendo con la conformidad literaria: Su poesía no seguía las pautas establecidas, lo que inevitablemente lo puso en conflicto con críticos literarios que preferían obras que no cuestionaran su mundo. ¡Imagina que la poesía pueda ser usada como herramienta de cambio social!
Predicador de la justicia: Mientras los liberales se ahogan en debates interminables sobre la moralidad, Stockdale actuaba. No contaba con los lujos de las ideologías modernas, cargos políticos o comités; solo tenía la verdad en la mano y convicciones arraigadas.
Educador del pueblo: Stockdale no se limitó a escribir para las masas. Insistió en la importancia de la educación como herramienta para la liberación del pensamiento. Predicaba que una mente educada no es fácilmente controlada por la opresión del poder, una verdad que muchos preferirían olvidar.
Una voz perdida en el tiempo: A pesar de su carácter firme y sus acciones valientes, Stockdale se perdió en las páginas del tiempo. El hecho de que no se hable de él en los libros de texto modernos nos dice mucho sobre cuáles voces se eligen perpetuar.
Vista amargamente ignorada: ¿Por qué no reconocen su legado? La respuesta podría ser obvia: si no se alinea con el relato del poder y autoridad, la enseñanza de su vida tiene que ser cortada de raíz. Prefieren resaltar a aquellos que no incomodan.
Una luz en la oscuridad: Stockdale se atrevió a ser esa molesta espina en el costado del establishment. Hizo preguntas incómodas y emprendió acciones decididamente contracorriente. A veces, los verdaderos héroes no son los que se celebran, sino los que pasan desapercibidos.
La historia no escrita: Aunque no está en primera plana de los textos ni es celebrado en museos, su legado sigue siendo un recordatorio silencioso de que, en la historia, las verdaderas voces del cambio muchas veces son ignoradas a propósito.