Si piensas que patear es solo una acción reservada para el fútbol, estás a punto de recibir una patada de realidad. Este concepto es mucho más que un simple movimiento: es una expresión cultural, un refugio de liberación y una herramienta de defensa. ¿Cuándo empezó el mundo a patear? Bueno, desde que hemos podido caminar, hemos podido patear cada piedra en nuestro camino, un verdadero acto de desacuerdo físico con lo que nos molesta.
¿Por qué patear es tan importante? Porque tiene una capacidad única para transmitir descontento con el status quo, eso que los más progresistas simplemente no pueden manejar sin ofenderse. Mirémoslo en el mundo deportivo. En los estadios de fútbol, casi todos los rincones del planeta han visto una pelota volar con fuerza, precisión y un poco de vandalismo controlado. Pero el acto de patear trasciende el campo de juego. En las calles, es la ejecución de la ira contra una lata, un acto simbólico de rebelión contra lo insignificante. Patear es una declaración "soy del pueblo, no de la élite".
La acción de patear llega más allá de lo físico y se adentra en cómo desafiamos estableciones y normas sociales. En el enfrentamiento político, patear se convierte en una metáfora. Lanzar nuestras ideas como una patada bien dirigida hacia aquellos que controlan la narrativa. Patear es para los que rechazan ser pisoteados. No somos aquellos que aceptan peleas limpias sabiendo que están amañadas en nuestra contra. Cada patada es un recordatorio de que no estamos dispuestos a quedarnos callados mientras los soplos de tolerancia sin sentido sobrevuela.
Pero no todo es pelea. En la danza, el pateo se transforma en un arte elegante. Piénsalo: el flamenco español, donde los pies dicen lo que las palabras no pueden expresar. Es la patada del pasado en el presente, un tributo a la identidad, una muralla contra olas de conformismo moderno. Sí, patear es poder.
Muchos piensan que patear está reservado para los rebeldes sin causa, pero están equivocados. Creer en la capacidad de patear es un credo. La fe en que una simple acción puede provocar cambios es inmensurable. Mientras algunos abogan por discursos interminables y argumentaciones rodeadas de retórica hueca, los que sabemos lo que patear significa, actuamos. Lo estamos haciendo en las urnas, en las calles, en cada espacio donde nuestras voces han sido suprimidas.
Es más, patea duro para que puedas levantarte más fuerte. Estoy aquí para decir que el acto de patear seguirá siendo una prueba de que no nos quedaremos quietos ante la imposición de doctrinas sin razón. Mirando alrededor, el mundo necesita más patadas bien dirigidas que soplos de aire caliente. Porque una patada no solo mueve el objetivo, también mueve algo dentro de nosotros, nos da poder.
Así que, la próxima vez que sientas frustración, recuerda que patear es una opción. La verdadera pregunta es ¿en qué dirección quieres dar esa patada? Tómalo desde un punto de vista práctico o emocional, pero asegúrate de que deje una huella donde importa. Sin pedir disculpas, sin censura, simplemente un buen golpe donde y cuando es necesario. Porque patear no es solo una acción, ¡es una actitud! Armémonos con valor y energía, porque el mundo no cambiará sus tácticas, y nosotros tampoco deberíamos hacerlo con las nuestras.