PARVA: La Tradición que Encanta a los Conservadores

PARVA: La Tradición que Encanta a los Conservadores

La parva, una tradición de sabor que captura la esencia de la cultura hispánica, une familias y fortalece comunidades con su dulzura sencilla.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Si alguna vez has probado una taza de café recién colado mientras disfrutas de una deliciosa parva, entonces sabes que los pequeños placeres de la vida son en realidad los más grandes. "Parva" es ese tipo de costumbre que se vive en Colombia. Se refiere a panecillos y pasteles dulces, disfrutados con café en reuniones tanto formales como informales, y eso es algo que debemos conocer más a fondo.

En Colombia y otras zonas de influencia hispánica, como en ciertas áreas de España y Ecuador, "la parva" ha sido una tradición culinaria que se entrelaza con el tejido social y cultural. Nos remonta a tiempos coloniales, cuando las recetas de pastelería llegaron a América traídas por conquistadores y emigrantes europeos. En pocas palabras, donde hay aroma de cafecito, seguro encuentras una bandeja de parva.

Imaginemos una tarde cualquiera en Medellín, rodeados por cerros y un ambiente templado. Las familias se reúnen para la 'parva', una merienda que es más que una comida: es un momento para conectar con nuestras raíces culturales, uno que fomenta la conversación cara a cara, no con mil emojis y notificaciones en un dispositivo. Es aquí donde se refuerzan valores familiares y comunitarios inquebrantables.

Los ingredientes básicos de la parva son simples: harina, huevo, mantequilla, azúcar, y a veces, una pizca de anís para darle ese sabor inconfundible. Pero, como a menudo ocurre con las cosas sencillas, tienen una complejidad subyacente que los "progres" podrían subestimar. Estos bocados se adaptan a celebraciones, domingos en familia o incluso reuniones laborales. Imagina, ¿qué sería del "tinto" colombiano sin su inseparable pandebono o almojábana?

El carrusel de sabores incluye pan de yuca, buñuelos, roscón y más delicias, cada uno con su historia y esencia tradicional. No es solo comodidad alimentaria; es identidad. Proveer de un ambiente cálido de cercanía hace mucho más por la condición humana que cualquier medida de política ambientalista.

Algunos modernistas quieren ver esto como "mero disfrute", sin reconocer el poder de cohesión que tienen estos momentos. La parva es una herramienta cultural que fortalece los lazos sociales y familiares, algo que definitivamente no se experimenta al ordenar comida rápida y quedarse pegado a una pantalla de celular.

Así es como funciona: La gente comparte desde abuelos hasta niños una bandeja de parva, es una experiencia generacional compartida. Ahi radica la magia: conectar generaciones y construir puentes culturales y emocionales. Solo un pensamiento rápido: ¿cuánta gente joven hoy día sabe preparar un amasijo? Quizá, nos sentiremos algo nostálgicos, ¡porque estamos perdiendo nuestras raíces!

Sin embargo, hay un resurgimiento del interés por costumbres vintage o "retro" entre los jóvenes que buscan experiencias más significativas que un polvoriento e impersonal café servido por una máquina. La parva ofrece una experiencia rica que los food trucks hipsters simplemente no pueden igualar.

Cualquiera que haya disfrutado de una tarde de parva en los Andes colombianos da testimonio de la fortaleza cultural que inyecta en el alma. Un movimiento cultural sólido basado en unir a la gente, no en dividirla. Esta simple tradición puede ser el antídoto a la cultura del más de lo mismo que nos inunda en la actualidad.

Por alguna razón, algunas corrientes de pensamiento moderno no pueden dejar de ver las tradiciones como obstáculos a un "Progreso" que, en el fondo, nos acaba haciendo más aislados. Pero por favor, no dejemos que los vaivenes de las modas nos arrebaten lo que realmente importa.

La parva sigue siendo una tradición con un corazón fuerte. Su lugar en la cultura hispánica es un recordatorio constante de que las cosas más humildes a menudo son las que tienen el impacto más profundo. Así que, la próxima vez que te sientes a disfrutar de una parva, recuerda: el sabor de la tradición es un bocado del pasado que siempre encontrará su espacio en el presente.