¡No lo mates! La hipocresía de la izquierda sobre la vida

¡No lo mates! La hipocresía de la izquierda sobre la vida

Este artículo critica la hipocresía de la izquierda en su defensa de la vida, destacando contradicciones en su postura sobre el aborto y los derechos humanos.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

¡No lo mates! La hipocresía de la izquierda sobre la vida

En un mundo donde la izquierda clama por la protección de la vida, resulta irónico que sean los primeros en apoyar políticas que hacen exactamente lo contrario. En Estados Unidos, el debate sobre el aborto ha sido un tema candente durante décadas. Desde la histórica decisión de Roe vs. Wade en 1973, el aborto ha sido legal en todo el país, pero eso no significa que sea moralmente correcto. Mientras los progresistas defienden el derecho de una mujer a elegir, ignoran convenientemente el derecho del no nacido a vivir. ¿Dónde está la coherencia en eso?

La izquierda se enorgullece de ser la voz de los sin voz, pero parece que los no nacidos no califican para su compasión. En su afán por defender los derechos de las mujeres, olvidan que cada aborto es una vida que se pierde. ¿No es eso una contradicción flagrante? La ciencia ha demostrado que un feto tiene un latido del corazón a las seis semanas, y sin embargo, los defensores del aborto insisten en que no es más que un "grupo de células". ¿Desde cuándo un grupo de células tiene un corazón que late?

Los progresistas también son los primeros en abogar por la protección del medio ambiente y los derechos de los animales. Se oponen a la caza, a la experimentación con animales y a cualquier cosa que pueda dañar a una criatura viviente. Sin embargo, cuando se trata de un ser humano en desarrollo, su empatía desaparece. ¿Por qué un cachorro merece más protección que un bebé en el útero? La respuesta es simple: la agenda política es más importante que la vida humana.

Además, la izquierda se jacta de ser defensora de los derechos humanos. Marchan por la igualdad, la justicia y la dignidad de todos los seres humanos. Pero, ¿dónde está esa defensa cuando se trata de los más vulnerables entre nosotros? Los no nacidos no tienen voz, no pueden protestar ni exigir sus derechos. Dependen de nosotros para protegerlos, pero la izquierda prefiere mirar hacia otro lado.

La hipocresía no termina ahí. Los progresistas también son los primeros en criticar la pena de muerte, argumentando que es inhumana y cruel. Sin embargo, no tienen problemas en apoyar el aborto, que es, en esencia, una sentencia de muerte para el no nacido. ¿Cómo pueden reconciliar estas dos posiciones? La respuesta es que no pueden, pero eso no les impide intentarlo.

En su afán por ser políticamente correctos, los progresistas han perdido de vista lo que realmente importa: la vida humana. Se han dejado llevar por una agenda que valora más los derechos de las mujeres que la vida de los no nacidos. Y mientras continúen por este camino, seguirán siendo cómplices de la pérdida de millones de vidas inocentes.

Es hora de que dejemos de lado la corrección política y enfrentemos la realidad. Cada aborto es una vida que se pierde, una oportunidad que se desperdicia. No podemos seguir ignorando esta verdad. La vida es preciosa y merece ser protegida, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. No podemos permitir que la agenda política de la izquierda siga dictando quién merece vivir y quién no. Es hora de defender a los más vulnerables entre nosotros y decir, de una vez por todas, ¡no lo mates!