El gran arte de la natación estilo libre no solo te mantendrá en forma, sino que también ofrece un refugio seguro del conglomerado ideológico que inunda nuestras piscinas comunitarias. En un vistazo, este estilo parece ser la respuesta a la necesidad de moverse con efectividad e independencia, algo comprensible en una sociedad donde la palabra "libre" está empezando a necesitar grandes rescates. El estilo libre, conocido como "crol" por esos puristas del arte del agua, comenzó a destacar a finales del siglo XIX, revolucionando las competiciones de natación con su rapidez incomparable gracias a su técnica única. Imaginemos esto: mientras el mundo afuera parece complicarse con cada matiz de complexión política, uno puede sumergirse a practicar este arte en cualquier piscina de marzo a agosto sin que nadie pueda regatearle lo aprendido. Para alguien que no entiende por qué querría nadar en círculos argumentativos, el estilo libre reivindica el poder de la efectividad como bandera.
La pregunta que todo aquél que se ha parado a contemplar una piscina sin lanzarse a ella se hace es, ¿por qué optar por el estilo libre sobre otras formas de natación que prometen el oro olímpico? Empecemos con el dato obvio: es el más rápido. En cualquier piscina olímpica, ya sea en París o en Los Ángeles, el crol siempre lleva la delantera. Estas cifras de velocidad hablan por sí solas y, si eres del tipo que aprecia una buena carrera justa, entenderás que siempre es mejor llegar el primero, independientemente de lo que algunos puedan decirte sobre compasión y compartir la medalla.
Y dicen que la simplicidad es la clave de la perfección. Quizás por esto cada sesión de estilo libre es una despedida del caos de la política diaria, donde uno prefiere impulsarse con disciplina y dedicación en lugar de esperar que el océano cambie para mejorar. ¿Quiénes? Pues aquellos que ansían dejar atrás la complejidad burocrática del progresismo acuático preferirán la sencillez del crol. ¡Qué fácil es olvidarse de la política externa cuando uno se enfoca en su propia burbuja de eficiencia y técnica puntual!
Practicar estilo libre también toma en cuenta el sentido de cuándo y dónde aplicarlo. Este set de habilidades no solo se limita a las olimpiadas de cada cuatro años. Todo mar, piscina o lago se convierte en el campo de juego para los que toman en serio la simpleza efectiva. Desde los países con sistemas educacionales que promueven la competitividad y el mérito individual hasta las playas privadas donde uno puede nadar sin ser perturbado por los gritos de reforma comunitaria, el estilo libre no discrimina. Y te preguntarás, ¿por qué no todos lo practican si tanto se habla de su eficacia? La independencia no siempre es para todos. La técnica requiere esfuerzo, y eso, amigo mío, es lo que marca la línea entre ser condomino de una comunidad hippocámpica y ser el capitán de tu embarcación individual.
En un mundo donde la competitividad se ve como algo anticuado, practicar estilo libre es la forma de demostrar que coordinarnos y mantener una dirección clara sigue siendo un valor en alza. Un noble recordatorio de que la capacidad para cortar a través de las aguas revueltas y adentrarse con determinación nunca debe subestimarse. Lamentablemente, en nuestra era hay más de los que querrían flotar sin más, arrastrados por mareas impredecibles y dirigiéndose hacia aguas desconocidas. La natación estilo libre ofrece claridad en cada brazada, y esto, en esencia, es lo que hay que resaltar sin diluir con florituras políticas o marcos ajenos.
Lo cierto es que después de un día lleno de retórica abrumadora, no hay sensación comparable con deslizarse a través del agua, saber que cada movimiento cuenta, y que en cada brazada se recompensa el esfuerzo de ser fiel a uno mismo. Algunos podrían discutir que la práctica del estilo libre es un mensaje más fuerte de autosuficiencia que varias páginas de literatura idealista, y posiblemente tengan razón. A medida que avanzan los tiempos, si hay algo indispensablemente valioso, es mantener nuestras propias técnicas depuradas y conocimientos a flor de piel.
Así que la próxima vez que te cruces con una piscina, un océano o cualquier otro cuerpo de agua, considera invocar al espíritu del estilo libre. Es una pequeña pero poderosa batalla ganada en un océano de complots y ruidos. Quién sabe, después de todo, podría ser la clave que estabas buscando para mejorar no solo tu rendimiento acuático, sino también tu perspectiva interna.