Casos de éxito como el Municipio Rural de Fillmore No. 96 merecen ser observados y replicados. Situado en Canadá, este municipio nos ofrece una visión de lo que un régimen bien gestionado puede lograr sin excesos burocráticos ni intervenciones innecesarias del estado. En momentos donde las voces más liberales abogan por un control gubernamental mucho más intrusivo, este municipio se erige como un bastión de una gobernabilidad sensata y sostenible.
Fillmore No. 96 es una historia de autogestión hecha realidad. Lejos de las grandes urbes y de políticas trazadas para ganar votos, aquí, lo que predomina es la eficiencia y el pragmatismo. Vivir en una comunidad donde los servicios funcionan no es un sueño utópico. Es lo que sucede cuando las decisiones se toman con cabeza y no con promesas vacías. Sus habitantes saben que son responsables de su propio destino, y, por lo tanto, se organizan mejor.
La política de impuestos bajos y la gestión prudente de recursos dan frutos aquí. En un país como Canadá, donde a menudo se habla de aumentar impuestos para financiar programas sociales sin fin, Fillmore No. 96 desafía ese paradigma. Con sus impuestos moderados, ha logrado construir infraestructura sólida, proveer servicios básicos eficientes, y aún así, mantiene a las nuevas generaciones interesadas en quedarse y ayudar a que la comunidad prospere.
La educación es otra área donde Fillmore No. 96 parece tener razón. En lugar de bombardear a los estudiantes con ideologías pasajeras y modificaciones curriculares caprichosas, las escuelas aquí enseñan sobre ciencias, economía y habilidades prácticas con un enfoque más tradicional. Pareciera ser un método arcaico para algunos, pero a juzgar por los logros académicos y el bajo índice de deserción escolar, este municipio demuestra que lo probado sigue siendo a menudo más eficaz.
Llegamos al sector energético. Mientras gran parte del mundo se desgasta en debates interminables sobre cambios climáticos fabricados y soluciones energéticas de moda, Fillmore No. 96 implementa inversiones sensatas y a largo plazo en energía asequible y confiable. Su independencia energética es visto como un triunfo sobre la confusión general que permea grandes decisiones políticas.
La comunidad en Fillmore No. 96 es igual de fuerte. Tal vez porque aquí se fomenta un sentido de pertenencia genuino y se deja claro que la comunidad está por encima de intereses personales efímeros. Mantener la cohesión social en lugar de jugar a los juegos de partido está resultando ser una fórmula ganadora para ellos.
La agricultura y el agronegocio son motores principales de la economía local. En Fillmore No. 96, los farmers son tratados no sólo como ciudadanos, sino como los pilares esenciales de su economía. Sin intervenciones gubernamentales sofocantes, han sabido optimizar sus operaciones para ser competitivos y sustentables. Ellos, a diferencia de lo que se ve en otras partes, no ignoran las tradiciones sino que las moldean para el mundo moderno.
Por supuesto, no podemos ignorar su gobernanza local eficiente. Los líderes aquí son parte de la comunidad y asumen sus responsabilidades con seriedad. No hay lugar para la corrupción y las promesas vacías. La rendición de cuentas es real, cosa que otros gobiernos municipales deberían empezar a considerar seriamente si quieren evitar el colapso inevitable.
Claramente, Fillmore No. 96 es una antítesis de las políticas que se pregonan desde las esferas progresistas. Aquí, la autogestión y la responsabilidad generan verdaderos cambios benéficos. Quizás este municipio rinde más de lo que algunos querrían admitir. Pero su historia es un claro recordatorio de lo que sí funciona cuando los egos y las ideologías se dejan a un lado en pos del bienestar de todos.