¡La banda sonora de Muhammad: Una obra maestra que hace rabiar a los progres!

¡La banda sonora de Muhammad: Una obra maestra que hace rabiar a los progres!

¡La música que hace arder liberales! La banda sonora de *Muhammad: El Mensajero de Dios*, con A.R. Rahman al mando, es una obra maestra que desafía las normativas culturales con su extravagante y tradicional toque.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Seguro que pensabas que la banda sonora solo es para las grandes películas de Hollywood, pues permíteme destrozar ese mito. Hablemos de Muhammad: El Mensajero de Dios, una película histórica que vino al mundo en 2015, dirigida por Majid Majidi. Obviamente, no es cualquier producción: aquí nos encontramos en pleno Irán y la película explora los primeros años del profeta Muhammad, una figura crucial en la historia que algunos prefieren ignorar. El compositor detrás de esta maravilla musical es A.R. Rahman, quien decidió regalarnos una banda sonora que no solo resuena por su calidad, sino que además no teme encender unas cuantas antorchas de la controversia.

La música en Muhammad: El Mensajero de Dios es como una caricia para los oídos y un puñetazo para el pensamiento progresista. Tiene una mezcla de orquestación clásica y arreglos corales, perfectamente integrados para recrear la atmósfera del siglo VI en Arabia. Utiliza instrumentos tradicionales que nos transportan a tiempos lejanos y hace un trabajo magistral al conectar la música con los movimientos de cámara y las escenas de la película. Rahman, siendo ya un doble ganador del Oscar, necesitaba mostrar al mundo que sabe cómo cruzar esa frontera entre lo innovador y lo tradicional, y lo hace magistralmente.

A los liberales les encantaría que nos olvidáramos de las raíces culturales y religiosas que forman parte de nuestra esencia como sociedad. Pero Rahman y Majidi, contra todo pronóstico, deciden sumergirse en esas mismas raíces para exponer una historia que merece ser contada. La realidad es que esta película, a pesar de las críticas y barreras políticas, nos enseña que hay más de una manera de narrar la historia y que quizás no todo lo que nos han contado es la única versión. Así que si eres de esas personas que buscan huir de la narrativa única, ¡esta banda sonora te va a encantar!

Las pistas de la banda sonora individualmente son tan profundas que evocan emociones que ni siquiera habías pensado que existían. The Kingdom Of Abyssinia, por ejemplo, abarca completamente el estado espiritual que muchos de nosotros necesitamos en nuestras vidas frenéticas de hoy. Luego está The Birth: si no se te eriza la piel con esta, entonces deberías revisar tu pulso. Y por si fuera poco, The Camel Race logra mantenerte al borde del asiento sin necesidad de imágenes visuales.

A.R. Rahman no se limita a crear música justa para un público limitado o bajo un solo esquema ideológico. Él transmite emociones universales; eso sí, mostrando la riqueza de una cultura que muchos simplemente prefieren no ver. Y es que, en una época donde todo se consume y olvida tan rápido como los tweets de una red social, escuchar un álbum que logra trascender las barreras temporales es poco menos que un regalo.

Reflexiona por un momento: estamos en un mundo donde lo moderno se glorifica, y cualquier cosa que huela a tradición parece marcadamente anticuado. Rahman y su equipo desafían esto, mostrando que la fidelidad a una historia tan rica como la del profeta no está reñida con la excelencia musical.

La banda sonora de Muhammad: El Mensajero de Dios no es simplemente un complemento sonoro; de ninguna manera. Es un actor crucial que enriquece la narrativa visual y ayuda a contar una historia crucialmente importante y, a menudo, desvirtuada o malinterpretada. La sinfonía que Rahman ha tejido para esta película no se limita al entretenimiento superficial, sino que atraviesa las escenas para dejarnos pensando un poco más allá del cierre de los créditos.

Así que, si aún no lo has hecho, corre a sumergirte en esta experiencia sonora. Escucha con atención lo que esta banda sonora tiene que ofrecer y disfruta de un viaje que va más allá del puritanismo moderno y la corrección política. Al final, es una exploración auditiva que no teme desafiar la narrativa dominante sobre qué tan lejos puede llegar la música en contar viejas historias desde una nueva perspectiva.