¿Por qué la izquierda odia el Monte Rushmore?

¿Por qué la izquierda odia el Monte Rushmore?

Este artículo analiza las razones detrás de la controversia sobre el Monte Rushmore y su simbolismo en la historia y cultura estadounidense.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

¿Por qué la izquierda odia el Monte Rushmore?

El Monte Rushmore, esa icónica obra maestra tallada en granito, ha sido el centro de atención desde su finalización en 1941 en las Colinas Negras de Dakota del Sur. Creado por el escultor Gutzon Borglum, este monumento presenta los rostros de cuatro presidentes estadounidenses: George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln. Pero, ¿por qué algunos quieren derribarlo? La respuesta es simple: la corrección política y la obsesión por reescribir la historia.

Primero, hablemos de la historia. El Monte Rushmore fue concebido como un homenaje a la grandeza de Estados Unidos. Cada presidente representado jugó un papel crucial en la formación de la nación. Washington lideró la independencia, Jefferson expandió el territorio, Roosevelt impulsó el progreso y Lincoln preservó la unión. Sin embargo, algunos prefieren centrarse en los aspectos negativos de sus vidas, ignorando sus contribuciones monumentales.

La controversia se intensifica cuando se considera el lugar donde se encuentra el Monte Rushmore. Las Colinas Negras son sagradas para las tribus nativas americanas, y la tierra fue tomada sin su consentimiento. Este es un punto válido, pero en lugar de buscar soluciones constructivas, algunos prefieren simplemente borrar el monumento. ¿Por qué no buscar un diálogo que honre tanto la historia de los nativos como la de los presidentes?

El Monte Rushmore también es un símbolo de la cultura estadounidense. Millones de turistas lo visitan cada año, generando ingresos significativos para la región. Derribarlo no solo sería un golpe a la historia, sino también a la economía local. ¿Por qué destruir algo que beneficia a tantas personas?

Además, el Monte Rushmore es un recordatorio de que la historia no es perfecta. Los personajes históricos eran humanos, con virtudes y defectos. Pretender que solo los aspectos negativos definen a estos líderes es una simplificación peligrosa. La historia debe ser un reflejo de la complejidad humana, no una narrativa unilateral.

La obsesión por derribar monumentos es parte de una tendencia más amplia de censura histórica. En lugar de aprender de nuestro pasado, algunos prefieren eliminarlo. Esto no solo es un error, sino que también es una amenaza para la libertad de expresión y el debate abierto. La historia debe ser discutida, no borrada.

El Monte Rushmore es más que un conjunto de rostros tallados en piedra. Es un símbolo de la perseverancia, la innovación y el liderazgo que han definido a Estados Unidos. Destruirlo no resolverá los problemas actuales, solo eliminará un recordatorio de lo que la nación ha logrado.

Finalmente, es importante recordar que la historia no puede ser cambiada, solo entendida. El Monte Rushmore es un testimonio de la capacidad de Estados Unidos para superar desafíos y avanzar. En lugar de centrarse en lo negativo, es hora de celebrar lo positivo y trabajar juntos para un futuro mejor.