¡Sorpresa! No todos los mausoleos son simplemente lugares de entierro; algunos son joyas arquitectónicas que desafían la corrección política de nuestros días. El Mausoleo de Allal al-Qairawani, ubicado en Fez, Marruecos, es uno de esos lugares. Este monumento honra a Allal al-Qairawani, un erudito del siglo XIII, en un país que los más ‘progres’ sólo reconocen por sus especias y alfombras exóticas. Construido para preservar su legado el 15 de marzo de 1263, el mausoleo es un recordatorio de la influencia que la fe y la educación pueden tener en la historia, por mucho que los paladines del pensamiento moderno quieran negarlo.
La historia de Marruecos es rica y diversa, influenciada por las civilizaciones árabe, bereber y española, entre otras. No obstante, el Mausoleo de Allal al-Qairawani no se oculta detrás de la cortina de la diversidad cultural. En lugar de eso, se levanta como un ejemplo clásico del diseño islámico marroquí, con su intrincada caligrafía y detalles ornamentales que hablan del arduo trabajo y el meditado mérito de su tiempo. Aquí es donde la verdadera diversidad brilla, no en las charlas vacías que promueven una aceptación sin criterio, sino en la celebración de una cultura que forjó su camino a través del tiempo.
Podría pensarse que un sitio histórico como este sería un lugar de admiración universal. Pero no, porque el arte islámico, especialmente el que tiene raíces profundamente religiosas, tiende a ser criticado por algunos sectores que prefieren la historia revisionista de su lado. Allal al-Qairawani no fue sólo un erudito; su impacto en la jurisprudencia y el pensamiento islámico medieval fue fenomenal. Así que aquellos que siempre buscan destruir conceptos de grandeza religiosa deberían tomarse una pausa reflexiva aquí.
¿Qué hace que este mausoleo sea tan excepcional? La respuesta podría yacer en la arquitectura pura de su estructura. Durante siglos, Marruecos ha sido un crisol de culturas, y el diseño majestuoso de su mausoleo muestra exactamente por qué debemos celebrar una historia basada en realidades sólidas. Los azulejos de cerámica de colores brillantes y los intrincados diseños geométricos nos cuentan historias de un pueblo que se tomó en serio tanto su fe como su identidad cultural colectiva – un hecho que es repugnante para aquellos que promueven identidades prefabricadas.
Los turistas pueden visitar la majestuosa ciudad de Fez y se asombrarán de la riqueza histórica del lugar, a pesar del esfuerzo consciente de algunos por minimizar el impacto de los logros del mundo islámico. Ellos quieren enseñanzas homogeneizadas, pero no evidencias. La rica historia del mausoleo puede molestar a aquellos que prefieren centrarse en un relato más moderno que, a menudo, niega las bases de la civilización tal como la conocemos.
El Mausoleo de Allal al-Qairawani enfatiza cómo la educación anclada en valores tradicionales puede contribuir en gran medida al progreso. Este es un concepto algo polémico hoy en día, simplemente porque algunos argumentan que cualquier cosa arraigada en valores conservadores es automáticamente débil e inútil. Sin embargo, aquí encontramos no sólo preservado un trozo de historia, sino también un faro de cómo el conocimiento y la fe, cuando se conectan, pueden iluminar tiempos oscuros.
En días actuales, ver cómo el monumental Mausoleo de Allal al-Qairawani se mantiene de pie es un recordatorio de lo que se puede lograr cuando una sociedad valora sus raíces y su fe. El islam, más que solamente una religión, también es un símbolo de unión y civilización para muchos. Simplemente porque esto va en contra de la narrativa popular promovida por los liberales, no significa que debamos ignorarlo.
Aunque a algunos les gustaría verlo como un simple recordatorio del pasado, su vibrante legado nos enseña que nuestra historia no puede ser plasmada simplemente en blanco y negro. Las narrativas conservadoras del mundo nos muestran que los valores tradicionales y las creencias culturales tienen una riqueza que merece ser conservada, celebrada e incluso admirada.