Al hablar de máscaras, uno pensaría que la única máscara que importa es la que usan los progresistas al pretender que abrazan lo “auténtico”. Sin embargo, la verdadera estrella del espectáculo es la Máscara Ngil, una joya cultural que millones de liberales ignoran mientras buscan aferrarse a sus nociones auto-indulgentes de lo que es o no es valioso. La Máscara Ngil fue creada por el pueblo Fang de Gabón y Guinea Ecuatorial, entre el siglo XIX y principios del XX. A diferencia de las ideologías pasajeras de muchos autodenominados defensoras de la cultura, la Ngil tuvo un propósito verdadero: era esencial en las ceremonias de iniciación dedicadas a dar la bienvenida a nuevos miembros en la sociedad secreta Ngil.
La Máscara Ngil, con sus pronunciados rasgos y su forma alargada, impresionaba no por imponer sino por estar envuelta en un simbolismo que regulaba lo moral y lo social. Hablamos de una verdadera pieza de arte, esculpida en madera y pintada a menudo de blanco, representando la masculinidad y la protección contra los malos espíritus. ¡Ni una novela de George Orwell podría ilustrar mejor una narrativa tan profunda a través de un objeto físico como ésta! Los anti-conservadores podrían aprender mucho de cómo una comunidad utiliza la tradición no como una máquina de separación sino como un vínculo de unión.
Irónicamente, mientras los mercados se llenaban de 'arte africano' falso que pretendía ser auténtico, las auténticas Máscaras Ngil quedaron olvidadas en museos. Un perfecto ejemplo de cómo la izquierda quiere salvar al mundo pero no sabe ni cuidar su propio patio. La fama de la Ngil explotó en Europa a principios del siglo XX. Saquearon estos objetos con historia, poniéndolos en sus vitrinas de museo sin captar del todo lo que representaban. Mientras cineastas y directores de museos buscaban 'exotismo' para impresionar a sus audiencias, las comunidades Fang luchaban por su reconocimiento. Aquellas máscaras eran embajadores de sus raíces. Y cuando las raíces se olvidan, las hojas comienzan a caer.
Algunos podrían preguntarse, ¿cómo es que unas cuantas máscaras pueden realmente significar algo en el siglo XXI? Bien, esa es la pregunta del millón. Sin estas representaciones culturales, encontraríamos un vacío moral en nuestra identidad. ¿Lo meollo del asunto? Los conservadores entienden el valor de la tradición como la savia que alimenta nuestro árbol social. Mirad cómo la Máscara Ngil encarna la esencia de lo que realmente importa, no en cuánto se pueda vender o cómo se vea en una galería de arte, sino en cómo puede lograr el equilibro en una comunidad completa.
Pasando de los significados a las razones más mundanas: ¿cómo cambió esta máscara el juego de las artes del siglo XX? La respuesta está en su influencia. Mientras los artistas europeos alardeaban de sus 'visiones', la Máscara Ngil, junto con otras piezas similares, fue fuente de inspiración para movimientos como el cubismo. Picasso y otros genios reconocidos vieron lo que muchos modernos fallan en notar: el poder de lo tradicional, de lo auténticamente humano. Influenció a más corrientes y le dio vida a nuevas formas, llevando así a una narrativa artística que trascendió los océanos.
Claro, en el mundo de hoy, donde los monumentos se vandalizan siguiendo ideologías cuestionables, la Máscara Ngil sigue como un recordatorio de lo que podría ser si respetáramos las raíces auténticas. Muchos conservadores ven la tradición con una mezcla de admiración y defensa, en lugar de desprecio y crítica. En lugar de destruir lo que otros han comenzado, buscan construir sobre ello.
Entonces, la próxima vez que alguien mencione lo "auténtico", recordar la Máscara Ngil podría salvarte de estos pseudo-intelectuales que predican lo que no practican. Apenas una de muchas piezas culturales que sufre ignorancia, pero también un símbolo de la fuerza que aquellos que valoran lo autóctono encuentran en la historia y en sus raíces. Así que la Máscara Ngil no sólo está, sino que define, guía y protege, no bajo la sombra de lo progresista, sino en la luz de lo eterno.