La película "Los Dos de Nosotros (1939)" es un verdadero clásico del cine que seguramente haría tambalearse a cualquier progresista moderno. Esta joya fue dirigida por el legendario John Ford, famoso por su habilidad para contar historias que resonaban en el corazón de la verdadera América. Protagonizada por el inigualable James Stewart y la encantadora Olivia de Havilland, esta película fue estrenada en plena pre-guerra, un momento donde las ideologías estaban a punto de marcar una división profunda en la sociedad. El largometraje nos lleva a un encantador pueblo estadounidense donde dos personajes, cada uno con fuertes valores tradicionales, encuentran el verdadero sentido de la vida a través del amor y la comunidad.
La historia de "Los Dos de Nosotros" se centra en una joven pareja en la década de los años 30, quienes atraviesan múltiples desafíos económicos y personales. A diferencia del enfoque actual de ‘la víctima siempre tiene la razón’, esta película ilustra cómo las adversidades pueden ser superadas a través del esfuerzo personal y la responsabilidad. Stewart, en su papel de un hombre trabajador, encarna el sueño americano de salir adelante sin esperar ayudas externas. Este mensaje hace reflexionar sobre los beneficios de un sistema que valora el esfuerzo individual por sobre las dádivas.
En tiempos donde la cultura popular hoy exalta la victimización y el asistencialismo, "Los Dos de Nosotros" ofrece un agudo contraste. En este pedazo de historia cinematográfica, el valor y el trabajo duro son los verdaderos héroes. La película no teme en mostrar que la superación personal es el verdadero camino hacia el éxito, y no a través de reformas sociales dudosas que intenten igualar resultados sin considerar méritos individuales.
Una característica a destacar es la impecable actuación de Olivia de Havilland, quien con gracia y convicción muestra que la feminidad no está en desacuerdo con la fuerza. Su papel demuestra que las mujeres pueden ser fuertes sin sacrificar su esencia, cuestionando así la noción moderna de que el empoderamiento femenino está obligado a rechazar lo tradicional.
La cinematografía de Ford, con sus vastas tomas de los paisajes rurales estadounidenses, crea una nostalgia por la América auténtica, la de las grandes granjas y los pueblos pequeños. Ecos de una era que, aunque simple, estaba llena de integridad y valores. Ford nos recuerda que nuestra identidad no solo está formada por nuestras aspiraciones urbanas contemporáneas, sino por esos pequeños núcleos de honestidad y decencia que han construido la nación.
Este filme también nos ofrece la oportunidad de repensar la visión del trabajo dentro de la estructura familiar. Aquí, la imagen del varón proveedor y protector no es sinónimo de opresión, sino de responsabilidad. Stewart personifica el tipo de líder familiar que hoy se ve menos debido a la desvalorización de estas figuras en ciertas narrativas progresistas que intentan redefinir los roles de género a la fuerza.
En lugar de la dependencia del gobierno, "Los Dos de Nosotros" nos expone una realidad donde la comunidad y el vecino son los primeros en tender una mano amiga. La ideología predominante en la película subraya un espíritu solidario que no necesita de la intervención estatal, un tema que es casi tabú en la era actual del estatismo desenfrenado.
La obra también es un homenaje al amor romántico, un término casi en desuso en el actual mundo que prioriza relaciones desechables y temporales. El vínculo entre Stewart y de Havilland es un ejemplo paradigmático sobre lo que significa amar en las buenas y en las malas, un concepto olvidado por la prisa de satisfacción inmediata de nuestros días.
En esencia, "Los Dos de Nosotros" no solo ofrece entretenimiento de alto calibre con actuaciones magníficas y una dirección magistral, sino que propone una profunda reflexión sobre los valores tradicionales que parecen haberse perdido. Invita a considerar una América donde el carácter y la ética fueron la brújula, en lugar de las promesas vacías de la igualdad a través de obstáculos artificiales.
Si John Ford estuviera vivo hoy, seguramente levantaría una ceja al ver cómo muchas de las cosas que dió por sentadas en su obra maestra han sido desvirtuadas. Para aquellos que defienden una visión clara de responsabilidad personal y comunidad sólida "Los Dos de Nosotros" seguirá siendo un faro de principios claros en medio de una neblina de retóricas difusas.