Los dioses de la Tierra y el Cielo: ¿Quién necesita a los dioses cuando tienes a los políticos?

Los dioses de la Tierra y el Cielo: ¿Quién necesita a los dioses cuando tienes a los políticos?

Analiza cómo los políticos modernos asumen roles divinos con poderes como omnipotencia y omnipresencia, afectando el destino de las naciones.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Los dioses de la Tierra y el Cielo: ¿Quién necesita a los dioses cuando tienes a los políticos?

En un mundo donde los políticos se creen dioses, la pregunta no es quiénes son, sino qué no son capaces de hacer. Desde el Capitolio en Washington hasta el Palacio de la Moncloa en Madrid, estos "dioses" modernos han estado jugando con el destino de las naciones desde tiempos inmemoriales. ¿Por qué? Porque pueden. Y porque, al parecer, hay un grupo de personas que sigue creyendo en sus promesas vacías y en sus discursos llenos de humo.

Primero, hablemos de la omnipotencia. Los políticos, al igual que los dioses, parecen tener el poder de hacer y deshacer a su antojo. ¿Necesitas una nueva ley que beneficie a tus amigos? ¡Hecho! ¿Quieres aumentar los impuestos para financiar tus proyectos faraónicos? ¡No hay problema! Y todo esto mientras el ciudadano de a pie se pregunta cómo va a llegar a fin de mes. Es como si vivieran en un Olimpo moderno, donde las reglas del juego no aplican para ellos.

Luego está la omnipresencia. No importa dónde mires, ahí están ellos, en la televisión, en las redes sociales, en los periódicos. Siempre listos para dar su opinión sobre cualquier tema, desde el cambio climático hasta el último escándalo de Hollywood. Y, por supuesto, siempre tienen la solución perfecta para todos los problemas del mundo. Porque, al igual que los dioses, saben más que nadie.

La omnisciencia es otro de sus "poderes". Estos políticos parecen tener una respuesta para todo, incluso cuando no tienen ni idea de lo que están hablando. ¿Crisis económica? ¡No hay problema, tenemos un plan! ¿Desempleo? ¡Tranquilos, lo solucionaremos! Y mientras tanto, la gente sigue esperando que sus promesas se hagan realidad. Pero, al igual que los dioses, los políticos son expertos en prometer lo imposible.

Y no olvidemos la inmortalidad. Al igual que los dioses, los políticos parecen tener una capacidad infinita para sobrevivir a cualquier escándalo. No importa cuántas veces se equivoquen, siempre encuentran la manera de salir airosos. Y si no, siempre hay un nuevo "dios" listo para tomar su lugar. Es un ciclo interminable que parece no tener fin.

Por último, está el culto a la personalidad. Al igual que los dioses antiguos, los políticos modernos tienen sus seguidores fieles, dispuestos a defenderlos a capa y espada, sin importar cuántas veces se equivoquen. Estos seguidores, a menudo llamados "liberales", parecen estar dispuestos a pasar por alto cualquier error, siempre y cuando su "dios" político siga en el poder.

En resumen, los políticos de hoy en día se han convertido en los nuevos dioses de la Tierra y el Cielo. Con su omnipotencia, omnipresencia, omnisciencia, inmortalidad y culto a la personalidad, han logrado crear un mundo donde ellos son los únicos que importan. Y mientras tanto, el resto de nosotros seguimos esperando que algún día, alguien se dé cuenta de que no necesitamos dioses, solo líderes que realmente se preocupen por el bienestar de sus ciudadanos.