¿Por qué preocuparse por las trivialidades de la vida moderna cuando puedes tomar un paseo por la Línea 4 del Tránsito Ferroviario de Ningbo, el proyecto que hace que hasta los más avanzados tecnócratas europeos se queden maravillados? La Línea 4 es la joya del transporte público en la ciudad de Ningbo, China, inaugurada para el deleite de los viajeros en diciembre de 2020. Este sistema ferroviario es la respuesta eficiente a la creciente demanda de un transporte público que funcione como un reloj suizo. Pero no se confundan, que no estamos hablando de esas propuestas alocadas de gastar millones de dólares en infraestructura insulsa que muchos políticos promueven sin éxito. No, aquí estamos contando una historia de éxito.
En primer lugar, hablemos de la velocidad inigualable de la Línea 4. A lo largo de 36 kilómetros, se desplaza sobre 25 estaciones en un abrir y cerrar de ojos. Se inicia en Cicheng y termina en Dongqian Lake, lo que significa que conecta de manera efectiva a las diferentes áreas de la ciudad, proporcionando un servicio a la altura de las ansias de progreso que tiene la región. Parece casi un chiste cómo el tren se mueve más rápido que la gran mayoría de políticas propuestas por algunos sectores que no serán mencionados.
La eficiencia es un caballo de batalla para la Línea 4. La operación del tren ocurre con una precisión que haría sonrojar a cualquier relojero suizo. Esto sin perder tiempo con burocracias inútiles o con disputas políticas internas que caracterizan a otras regiones. La capacidad del sistema para mejorar la vida de millones de personas que solo quieren llegar a su trabajo sin perder medio día en el tráfico es, por importancia, indiscutida.
La Línea 4 también es un canto al diseño tecnológico. Con trenes de nueva generación que parecen más sacados de una película de ciencia ficción que de un proyecto terrestre, la infraestructura ha profundizado la idea de que el futuro está aquí, hoy. La gente a menudo se queja de que los avances tecnológicos nos alejan de lo humano, pero, irónicamente, es la tecnología lo que mantiene a tanto ciudadano unido al batir de la vida diaria. Lo que algunos podrían considerar como frío e impersonal, se convierte en un aliado para quienes buscan comodidad y rapidez.
Como cabría esperar en una instalación tan moderna, la seguridad es una prioridad máxima. Todo está diseñado con un nivel de profesionalismo que ya quisieran ver muchos de nuestros sistemas occidentales. El sistema cuenta con puertas de seguridad en todos los andenes, algo que parece rebasar al sentido común en ciertas partes del planeta. Las demoras son prácticamente inexistentes, dejando como única excusa para la impuntualidad una falla de orden personal.
El tráfico, esa gran pesadilla que asola a nuestras urbanizaciones modernas, ha encontrado en la Línea 4 una especie de cura efectiva. Recordemos que cada viaje en metro tiene el potencial de eliminar una buena cantidad de vehículos de las calles, con lo que aumentamos nuestras posibilidades de llegar a tiempo a cualquier encuentro sin sudar la camisa. Y lo mejor de todo es que este cambio se da sin necesidad de recurrir a políticas públicas draconianas que intenten obligarnos a vivir la vida al arbitrio de otro.
Es interesante notar que el sistema también funciona como un propulsor económico. No hay duda de que un mejor transporte público estimula la actividad económica, pues permite ahorrar costos en tiempo y dinero, desencadenando un ciclo donde todos ganan sin la intervención omnipresente del estado. En breve, la Línea 4 del Tránsito Ferroviario de Ningbo ofrece un medio por el cual las ruedas del capital y la iniciativa privada puedan girar sin piedras en el camino.
Finalmente, la Línea 4 hace todo esto mientras conserva la cultura y los espacios públicos que tanto apreciamos. No hay que sacrificar belleza por funcionalidad; de hecho, muchas de las estaciones están bellamente decoradas con arte local y toques estéticos que recuerdan a los pasajeros que están en una ciudad rica en historia.
En resumen, la Línea 4 es más que un sistema de transporte. Es una manifestación de cómo las prioridades bien establecidas y ejecutadas eficientemente son capaces de hacer la vida más fácil para millones de personas, sin el caos innecesario que viene con otras gestiones. Y es claro que a ciertos sectores esto puede caerles como un balde de agua fría, ya que demuestra que la eficiencia y el progreso no siempre necesitan de sus intervenciones.