¿Quién hubiese imaginado que Liberia sería un nombre a mencionar en los Juegos Africanos de 2019? Normalmente eclipsados por gigantes deportivos del continente, los liberianos decidieron plantarse en Rabat, Marruecos, y mostrar que sí pueden competir. En agosto de ese año, entre los días 19 y 31, los jóvenes atletas liberianos se enfrentaron a más de 50 países en un despliegue de fuerza y habilidad, haciendo cabecear a los escépticos y a más de un analista deportivo.
Una Preparación más que Aciaga. Pero claro, no fue fácil. Liberia, con una historia tumultuosa que mezcla conflictos internos y una economía que apenas comienza a estabilizarse, no parecía el lugar idóneo para entrenar a futuros campeones. Sin embargo, con determinación y una pizca de suerte, los atletas llegaron a los Juegos Africanos con la firme intención de cambiar el guion.
Atletas con Valor Régio. Aunque la mayoría de los países compiten con apoyos extensivos y equipos de élite, los liberianos son más bien humildes en recursos, pero ricos en espíritu. El atleta Welington Zaza, por ejemplo, brilló con su destreza en las pistas de atletismo, demostrando que el talento nunca ha respetado límites financieros.
El Poder de la Perseverancia Individual. Las historias personales de éxito son remarcables. ¿Cómo se entrena cuando no se cuenta con instalaciones adecuadas o con un equipo de nutrición? Pregúntenselo a los liberianos, quienes con mínima ayuda de su gobierno lograron demostrar que la dedicación individual supera cualquier infraestructura.
Medallero Modesto, Pero Valioso. ¿Lograron llenar sus vitrinas de medallas? Tal vez no en cantidades asombrosas, pero las pocas medallas que consiguieron, especialmente en atletismo y boxeo, relucen más por el contexto de adversidad que les rodea. Esas preseas son poco menos que un símbolo de lo que se puede lograr con voluntad.
Un Impacto Nacional. Aunque algunos comentadores liberales pueden menospreciar la importancia de estos Juegos para un país como Liberia, la participación no solo representa orgullo nacional, sino también una enorme oportunidad para inspirar a futuras generaciones de jóvenes liberianos a soñar con competir a nivel internacional.
Orgullo por Encima de Todo. Participar en una competencia de tal magnitud llena de orgullo nacional, no solo a los atletas, sino a todo el país, que poco a poco empieza a creer en la fuerza del deporte como catalizador de desarrollo social.
Aplausos para los Inversores Externos. Es indispensable mencionar el rol de inversores externos e instituciones privadas que han apostado por el deporte en Liberia. El Estado apenas ha comenzado a ver los deportes como una herramienta de superación.
Una Plataforma para el Futuro. Las lecciones aprendidas y la experiencia ganada establecerán la base para un futuro deportivo más exitoso, no solo para eventos continentales, sino también mundiales. No es simplemente un tema de competir: es un avance en la escena internacional.
Más Que Un Juego. Además de competir y ganar, participar en estos Juegos Africanos tiene un componente intrínseco de diplomacia deportiva, fomentando lazos entre naciones que pueden ir más allá de una simple medalla.
Liberia Está en Marcha. Liberia se alista para convertirse en un nombre habitual en las competiciones deportivas. Si algo ha probado Rabat 2019, es que ni la historia complicada ni los recursos limitados son excusa para quedarse atrás.