En el mundo del cine contemporáneo donde las grandes historias pasan a menudo desapercibidas, llega "Lazos Rotos", una película que más que impactar, amenaza con fragmentar cualquier sentido de decencia cinematográfica que pudiéramos tener. Dirigida por Julio Medem y estrenada en España en el vibrante año 2023, "Lazos Rotos" no es solo una película, es un desafío a nuestra moralidad colectiva. Rodada en los hermosos paisajes de la península ibérica, esta obra pretende abordar, o más bien golpear, un puñado de temas candentes en un intento desesperado por captar la atención, pero a menudo perdiendo de vista lo que realmente importa.
Comenzamos con el elenco compuesto por actores emergentes cuyo talento parece estar más en sus habilidades para seguir instrucciones de una agenda ideológica, que en demostrar una auténtica capacidad artística. La trama se centra en un grupo de amigos, cuyos lazos se ponen a prueba por una serie de eventos desafortunados mezclados con decisiones cuestionables y políticas sociales actuales. Pretende ser un espejo de nuestra sociedad, pero se acerca más a un distorsionado retrato de deseos liberales mal planteados.
Hablar de guion es casi una hazaña porque "Lazos Rotos" navega peligrosamente entre lo caótico y lo puramente incoherente. Simplemente, el guion parece querer complacer demasiado a ciertas fuerzas sociales, olvidando que una película debería contar una historia, no sermonear a la audiencia. El resultado es un espectáculo que más bien parece querer engrosar las filas de aquellos que aplauden el desmoronamiento de nuestra tradicional moralidad en el nombre del progreso malentendido.
Las decisiones artísticas y visuales, de las que claramente esperábamos bastante tras el anuncio de su lanzamiento, no logran superar el sinsentido del guion. Mientras que la cinematografía es, en efecto, visualmente atractiva, parece más un intento de distracción que un elemento que aporte genuino valor artístico. La música, aunque atmosférica, lucha por imbuir cualquier emoción auténtica en lo que, a menudo, parece un paisaje emocionalmente estéril.
Ahora, lo verdaderamente provocativo emerge cuando consideramos la intención detrás de "Lazos Rotos". Está claro que hay un esfuerzo consciente por enmarcar narrativas sociales actuales de manera que se presenten como universalmente correctas, sin permitir a la audiencia espacio para el debate o la reflexión crítica. La película, en su núcleo, parece diseñada para convencer al espectador de que ciertos valores conservadores están pasados de moda, ignorando descaradamente los impactos positivos que estos han tenido históricamente en nuestra cohesión social.
Mientras que algunos críticos podrían llamarla audaz, yo la llamaría imprudente. Audaz sería abrir un diálogo real entre visiones del mundo, pero "Lazos Rotos" solo tiene espacio para una visión muy sesgada. Si buscas una película que te ofrezca una narrativa desafiante que te invite a pensar, aquí te sentirás más que decepcionado.
Es inevitable mencionar cómo un filme como esta se encuadra en la extensa historia de las películas con propósitos agendados. No es la primera ni será la última que intente hacer pasar propaganda como arte. La aceptación de este tipo de producciones por algunos medios refleja una tendencia que hemos visto expandirse preocupantemente en los últimos años.
"Lazos Rotos" es, sin lugar a dudas, un reflejo del clima cultural actual, donde la valentía de desafiar el estatus quo no es bienvenida y donde una mentalidad única empujada por la corriente principal tiende a ignorar o vilipendiar cualquier intento honesto de desafiar sus conceptos prediseñados. La película es un recordatorio de la importancia de consumir con sentido crítico el entretenimiento moderno, y de mantenerse firmes en una visión del mundo que valora nuestras raíces culturales y morales.
Al final del día, lo que queda es un filme que probablemente causará más controversia que reflexión, y que definitivamente no ofrecerá el tipo de entretenimiento que respeta la inteligencia de su audiencia. Estén atentos, pues "Lazos Rotos" promete causar revuelo en más de un sentido.