¿Por Qué Las Personas Cuestan Tanto? Aquí Está La Verdad Incómoda

¿Por Qué Las Personas Cuestan Tanto? Aquí Está La Verdad Incómoda

Las personas son costosas y esta realidad viene cargada de ejemplos que utilizan recursos y políticas ineficientes. La vida de un ciudadano común, como Juan, ilustra la carga económica desde la cuna hasta el retiro.

Vince Vanguard

Vince Vanguard

Escuchen bien, amigos: en el mundo actual, las personas son uno de los “recursos” más costosos que una sociedad puede mantener, y no es ningún misterio quién, qué, cuándo, dónde y por qué. Imaginemos a Juan, un ciudadano típico de una ciudad del siglo XXI. ¿Qué hace a Juan tan caro? El alto precio de las personas comienza en la misma cuna, con sistemas de salud que drenan recursos públicos, educación inflada con ideologías modernas que pocas veces preparan a alguien para el mercado laboral, y políticas laborales que premian la mediocridad.

Sigamos la vida de Juan. Desde que nace, los médicos, las enfermeras y todo el personal del hospital están costando al sistema miles de dólares. Sin mencionar las vacunas, las revisiones médicas y otras cosillas. Qué caramba, pareciera que la máquina de salud está más interesada en acrecentar sus bolsillos que en brindar un servicio real. Por supuesto, el estado mete mano, ofreciendo servicios “gratuitos” que los contribuyentes pagan con creces.

Y ahora hablemos de la educación. Sobre todo en las naciones occidentales, donde se está gastando una exageración en educación pública por cada niño como Juan. Pero ¿estamos recibiendo lo que pagamos? Con un currículo más inclinado hacia lo políticamente correcto que hacia las habilidades pragmáticas, vemos generaciones de personas entrando al mundo laboral sin las herramientas necesarias para sostener a una economía robusta. ¡Y luego se preguntan por qué aumenta el desempleo juvenil!

Luego, tenemos las políticas laborales que insisten en mantener los sueldos mínimos. Mientras tanto, regulaciones absurdas que dicen proteger al trabajador sólo añaden peso a las espaldas de las empresas. ¿A quién benefician realmente estos salarios mínimos? Las corporaciones optan por tecnologías que sustituyen humanos y cada “protección” extra para el trabajador es considerada un incentivo para eliminarlos

Ya se puede ver que cada paso en la vida de un ciudadano común es financiado por el dinero de otros. ¿Por qué los impuestos siguen aumentando? ¡Simple! El costo de mantener servicios públicos insostenibles, que promueven el estancamiento en lugar de la productividad, es la respuesta. Toda esta carga impositiva terminan pagándola aquellos que decidieron trabajar duro por su dinero.

Ah, no olvidemos las infraestructuras urbanas, un dolor de cabeza constante. Los sistemas de transporte públicos se declaran en quiebra con frecuencia, siempre en busca de más fondos y siempre insuficientes. Mientras más las mantenemos, mayor el coste. Sin embargo, la ineficiencia persiste.

Y la cultura del bienestar, ¿cómo olvidarla? La idea romántica del estado de bienestar ha creado un ciclo de dependencia gubernamental. El acceso a ayudas no debería ser tan fácil si estas solo perpetúan la mediocridad. Debemos preguntarnos si benefician verdaderamente al ciudadano Juan o simplemente lo atan de por vida.

Finalmente, las pensiones. Un costoso juego de suma cero donde las generaciones actuales financian el retiro de las pasadas, con poca o ninguna garantía de obtener una justa recompensa cuando lleguen a su tiempo de correrillos tranquilos. Sin cambios significativos, este esquema se volverá insostenible y quienes más sufren son las generaciones que lamentablemente serán olvidadas.

Toda esta cadena de costos, acentuada por la falta de administración eficiente y prácticas de gasto irresponsables, arguye por un enfoque diferente para abordar cómo manejamos los recursos humanos. En lugar de seguir arrojando dinero al problema, enfoquémonos en maximizar el potencial humano, preparar a las personas para ser independientes y valiosas para sus comunidades. Carne y hueso, o tecnología, la clave es ajustar nuestra perspectiva. ¡Las personas no necesitan ser costosas, pero eso requiere decisiones audaces hoy!